Cobayas afortunados

Los 474 afortunados que ayer subieron a bordo del A-380, tenían como objetivo "probar la comodidad y la ergonomía de la cabina", según Airbus. Y lo hicieron. "Extraordinario, no parece que estés volando, es de una suavidad absoluta", decía uno. "Un vuelo sin incidentes, el despegue es tan suave que no te das cuenta de que ya estás en el aire", explicaba otro.

Pero, más allá de esta precisión tecnológica, para los afortunados que volaron ayer se trataba de toda una celebración. Llegaron con mucha antelación a bordo de autobuses a la pista de pruebas de Blagnac. Todos disponían de su billete, en el que figuraba el recorrido: Toulouse-Toulouse, pero también la categoría de su pasaje, decidida por la suerte. Algunos viajaron en primera -un lujo excepcional en el A-380-; el resto, en negocios o en turista. En total se presentaron 15.000 voluntarios, y la suerte ha favorecido a 1.900.

A falta de las grandes pasarelas que están construyendo los aeropuertos que acojan al gigante de los aires, ayer los pasajeros subieron a bordo por medio de dos grandes escaleras mecánicas. Poco antes de las diez el avión despegaba dirección sur y sobrevolaba España, Francia, Reino Unido y Alemania. Los siguientes vuelos llegarán hasta Canarias y Noruega.

Los pasajeros tenían una consigna: fijarse en todos los detalles, criticar cualquier aspecto de la cabina, de los sistemas de entretenimiento -vídeo y audio- que les pareciera mejorable y sugerir cualquier cosa para afinar la concepción de la doble cabina. También viajaron algunos expertos, así como representantes de las empresas encargadas de equipar los aviones.