Los estancos dejan de ser asuntos de familia
La reforma de la normativa ha permitido la venta de 148 establecimientos a terceros
La página www.bizalia.com, un portal dedicado a los anuncios de compra y venta de negocios, contiene un apartado dedicado a los estancos. En él se encuentran 23 ofertas de traspaso o venta de expendedurías de tabaco y timbre. Un tipo de transacción, el comercio libre de estas licencias, que hasta el pasado noviembre no estaba contemplado por la normativa legal, puesto que las transmisiones tenían que darse entre familiares hasta el tercer grado de parentesco.
Pero la reforma de la Ley de Ordenación del Mercado de Tabacos a finales de 2005 liberalizó los cambios de titular entre personas físicas en estos negocios y limitó a 25 años el periodo máximo de las concesiones. Desde entonces, se han efectuado 148 operaciones fuera del ámbito familiar. Esa cifra representa el 53% del total de transmisiones; el resto quedó dentro del círculo familiar.
Un 10% de los locales están autorizados para tramitar apuestas de lotería activa
Los precios de las licencias dependen de la facturación y las ganancias anuales
En 10 meses, 278 estancos han cambiado de manos, según datos del comisionado para el mercado de tabacos. En España, excluidas las islas Canarias, hay 16.086 concesiones que forman parte de la Red de Expendedurías de Tabaco y Timbre. El comercio al por menor del sector en España pertenece al Estado en régimen de monopolio, y éste lo explota a través de los permisos que concede.
Las 23 ofertas que aparecen en el portal electrónico muestran un abanico dispar en los precios por las ventas de los estancos y sus licencias. El máximo lo marca un establecimiento en Benidorm tasado en 4,5 millones de euros. El mínimo, una "concesión administrativa" de Valladolid, por la que se piden 100.000 euros. EL PAÍS se ha puesto en contacto con cuatro titulares de licencias que han recurrido al portal para anunciar la venta de su negocio y ha comprobado que los datos que aparecen allí coinciden con los que se solicitan en realidad.
Inés Robledo, de 70 años, que heredó de su madre un estanco en El Plantío (Madrid), lo ha puesto en venta. Su única hija, secretaria de dirección, y el marido de ésta, funcionario, no están interesados en el negocio familiar. La reforma de la ley le ha permitido la posibilidad de traspasar la concesión a un tercero. "Me ha beneficiado porque así lo puedo vender", señala Inés. "Me da mucha pena porque lo he sacado [en referencia al estanco] adelante durante 50 años", asegura. "Lo he estado manteniendo durante tres años por mis nietos, pero al final, como son muy pequeños, he decidido venderlo". Pide 115.000 euros.
Las diferencias en los precios de las licencias en venta vienen dadas por la facturación y los beneficios anuales de cada establecimiento. En el caso de Benidorm, el volumen de negocio, según se expone en la web, alcanza los 6 millones de euros, y el propietario gana unos 480.000 euros por ejercicio. El establecimiento vallisoletano, por su parte, obtiene una facturación aproximada anual de medio millón y unos beneficios de 40.000 euros. En ningún caso se aclara si las ganancias indicadas lo son antes o después de impuestos.
Pablo Madrid no recurrió a Internet para poner en venta su licencia. Por el contrario, optó por el sistema más tradicional y colgó un cartel en la puerta de su antiguo negocio. La licencia pertenece en realidad a su hija, pero él dispone de un poder notarial para obrar en su nombre. Su historia resume la de muchos estanqueros después de la Guerra Civil: durante 38 años regentó el estanco que le arrendaba una viuda de guerra beneficiada por el bando vencedor, una situación que no estaba regularizada, pero sí muy extendida, afirma. En 1984, según su relato, aprovechó la posibilidad que ofreció Tabacalera a los arrendatarios de estancos y compró una concesión para su hija. Este establecimiento permaneció abierto al público hasta el pasado julio, pero el desahucio del inmueble donde estaba instalado el negocio obligó a ponerlo en venta.
Hasta su jubilación, Pablo también explotó el estanco en el que había trabajado toda su vida, que, además, contaba con una autorización del Organismo Nacional de Loterías y Apuestas del Estado (ONLAE) para tramitar apuestas de lotería activa (quinielas, lotería primitiva, bonoloto...). Se trata de una actividad para la que disfrutan de licencia 1.606 estancos, casi un 10% del total. En estos casos, el permiso no puede ser vendido ni traspasado, según explican desde ONLAE.
La modificación de la norma sobre la venta de estancos se encuadra en un paquete reformador más amplio que se publicó el 19 de noviembre en el Boletín Oficial del Estado. La Ley de Reformas para el Impulso a la Productividad, que así se llama, también recoge medidas sobre energía, servicios funerarios, turismo y funcionamiento de la Administración.
Su andadura se ha cruzado con la de la Ley Antitabaco, aprobada un mes más tarde. Jesús Yarza, de 48 años, da fe de ello. Precisamente, porque perdió su negocio al comenzar 2006 por los efectos de la guerra a la nicotina. Se ganaba, declara, "muy bien la vida" con una tienda de tabaco, con recargo, situada en un centro comercial de Zaragoza. Pero esa zona se declaró libre de humos y, por tanto, desde enero no se puede vender tabaco en ella. Ahora quiere comprar una licencia y está dispuesto a pagar lo que facture en bruto el establecimiento en dos o tres años. Calcula que lo amortizaría en 10 o 12.
Para Yarza, la liberalización tendría que haber llegado más lejos. Pone como ejemplo los bares, "que tienen que comprar los cigarrillos en el estanco que les corresponde", no en el que ellos quieran.
También la Asociación Española de Expendedores de Tabaco y Timbre hubiera preferido un mayor afán reformador por parte de los legisladores. "No se termina de liberalizar el mercado. Es un paso adelante pero se ha quedado obsoleto", afirma el presidente, Antonio González Martínez, quien declara orgulloso que la iniciativa del cambio partió de su colectivo y los políticos -CiU, PSOE y PP- lo hicieron suyo.
Una opinión distinta mantiene la Unión de Asociaciones de Estanqueros de España, la agrupación mayoritaria, con unos 11.000 miembros. Para Manuel Fernández Vicario, su presidente, la reforma se realizó porque "todo lo que huele a pasado, huele mal". Pero cree que "nunca se puede dinamizar un mercado que está controlado por un monopolio" y que "lo único que ha cambiado es que ya no se transmiten entre familiares, sino a cualquiera".
Vicario define a los estanqueros como "recaudadores" del Estado, y apunta que un 80% de lo que venden se destina a Hacienda. La normativa, en realidad, fija un margen de ganancia del 8,5% sobre los cigarrillos que venden, y de un 9% sobre los cigarros puros. Es una de las obligaciones de los estanqueros, que además, y según dicta la norma, tienen el deber de "no realizar actos que afecten a la neutralidad del mercado" y atenerse a los precios que dicten los fabricantes.
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