CiU y PP piden la dimisión de Joan Rangel por la crisis del aeropuerto de El Prat

Joan Rangel, delegado del Gobierno central en Cataluña, compareció ayer ante la Diputación permanente del Parlament para dar cuenta de su intervención en la crisis del aeropuerto de El Prat, el pasado 28 de julio. CiU y PP reclamaron su dimisión, una petición a la que Rangel ni siquiera respondió. ICV y Esquerra Republicana, en cambio, optaron por llevar la discusión a la, en su opinión, "causa" del conflicto, la dependencia del aeropuerto de una Administración centralizada y "centralista". Rangel no entró al trapo. El PSC avaló la actuación del delegado.

El delegado llegó al Parlament tras dos peticiones de los grupos de la oposición, a la que se sumó Iniciativa. Josep Piqué (PP) ironizó ayer sobre la cantidad de partidos que apoyan al Gobierno, visto que incluso ICV criticaba al delegado del Ejecutivo. La réplica le llegó desde la propia oposición: Josep Lluís Carod (ERC) se preguntó primero cuántos quedaban en el Gobierno y luego descalificó las peticiones de dimisión hechas por Piqué y Felip Puig (CiU) recordando que ambos estuvieron en un Gobierno en el que no dimitía nadie y redondeó su intervención con un "el único que ha dimitido soy yo".

En la sesión se dibujaron pronto dos bloques. CiU y PP, por un lado, y ERC junto con ICV, por otro.

Las dos primeras formaciones se centraron en señalar las, a su juicio, deficiencias de delegado del Gobierno con motivo de la crisis de El Prat. Mala gestión, que llevó a Josep Piqué (PP) y Felip Puig (CiU) a pedir la dimisión de Rangel.

Esquerra e Iniciativa, en cambio, sostuvieron que el problema iba más allá del conflicto laboral que estalló ese día. El asunto que debatir, sostuvo Joan Boada (ICV), es la gestión que AENA hace del aeropuerto de El Prat, una gestión negativa que culmina en negar a Iberia la concesión del handling en favor de tres empresas que habían presentado, dijo, "ofertas con bajas temerarias". Esta decisión, afirmó, es la que provoca al revuelta de los trabajadores, que condenó con energía.

Por ERC intervinieron Joan Ridao y Josep Lluís Carod. Ambos sostuvieron que este conflicto no se hubiera producido en Barajas porque el Gobierno hubiera actuado de otra forma para evitarlo.

En consecuencia, tanto Boada como Ridao defendieron que una gestión del aeropuerto hecha desde la proximidad hubiera impedido el conflicto. Ridao añadió que si el traspaso está bloqueado se debe tanto al centralismo de los socialistas como a las "élites burocráticas de AENA" y reprochó la política de "impunidad" porque puede crear graves precedentes.

Por los socialistas intervino Joan Ferran. Sostuvo que la exigencia de que Rangel compareciera en el Parlament tenía poco que ver con los problemas del aeropuerto y que se debía más bien a la proximidad de las elecciones del 1 de noviembre. CiU, dijo, con un "candidato vacío y sin programa" se "agarraba a una desgracia". Ferran sostuvo que CiU, cuando hacía propuestas, mostraba su inanidad y recordó la sugerencia de Felip Puig de que interviniera el Ejército.

Rangel se mostró tranquilo durante toda la sesión e incluso se permitió cuestionar el sentido de su comparecencia. Estaba, dijo, encantado de acudir, pero los controles sobre el Gobierno central al que representa, recordó, se hacen a través de los ministros en el Congreso de los diputados. El sentido de su presencia era explicar lo que ocurrió, no un ejercicio de control al Gobierno.

Sólo le replicó Josep Lluís Carod para quien el Parlament es también Estado y puede, por consiguiente, controlar al Ejecutivo del Estado. Rangel no le replicó. Se mantuvo en que la actuación de las fuerzas de seguridad fue "prudente, oportuna y proporcionada" y que se trataba no tanto de provocar un enfrentamiento "echando gasolina al fuego" como de conseguir que los trabajadores volvieran a trabajar para restaurar la normalidad del aeropuerto.