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Reportaje:Tenis | Comienza el Open de Estados Unidos

Nadal se bate contra el cemento

Los especialistas aguardan una mejora del español después de cambiar su preparación

Jordi Quixano

Apoyado en la repisa de la ventana de su hotel, con la vista puesta en Central Park, Rafa Nadal se concentra cada noche para el último grand slam de la temporada. Lleva una semana en Nueva York preparándose para el Open de Estados Unidos. Ha tratado de reciclar su tenis; de modificarlo para, al menos, saldar con éxito la primera semana del campeonato. Nadal tiene que adaptarse a los botes altos de la bola, a los cañoneros y a la velocidad vertiginosa de las pistas duras de Flushing Meadows. Al otro lado del cuadro, el suizo Roger Federer, con la autoridad que le otorga haber ganado el torneo en los dos últimos años, le aguarda, a buen seguro, en la final.

Después de Wimbledon, donde cayó en la final frente a Federer, los médicos aconsejaron a Nadal que reposara un poco del trasiego de torneos para no castigar sus tobillos. Los facultativos no querían que le pasara como en la temporada anterior, cuando se perdió el Masters Series de Shanghai y el Open de Australia. Pero a su regreso a las pistas ha sufrido dos derrotas inesperadas sobre la moqueta azul: contra Berdych en Toronto y ante Ferrero en Cincinnati. "Cuando dejas de jugar, pierdes ritmo, pero descansas y estás más fuerte. Ahora se ha entrenado bien en las últimas semanas en New Haven y se ha adaptado a la superficie y el clima", analiza Manuel Orantes, que ganó el US Open en 1975.

El cemento no le es favorable a Nadal, que encuentra en la tierra su mejor aliada. "En esta superficie tiene menos recursos. Aquí, al contrario que sobre la arcilla, si juega mal, puede no saber cómo salir de los apuros", razona Orantes. De momento, su mejor participación en el torneo fue la tercera ronda alcanzada el año pasado, cuando perdió contra el estadounidense Blake. "Aquí nunca he jugado bien, pero es uno de mis objetivos. Para hacer algo hay que llegar preparado mental y físicamente", esgrime Nadal. "Debe saber adaptarse al bote, al juego incómodo que proponen los sacadores", apostilla Orantes. Un saque potente sobre el cemento concede gran ventaja al ejecutor. Pero Nadal puede exprimir esta rémora en su beneficio. Al contrario que en la hierba, el bote sobre pista dura es alto y si lo atacas desde arriba sepuede tener la iniciativa en el punto. "Rafa debe ser más agresivo en su juego. Tiene que ir a buscar el punto desde el principio", analiza Toni Nadal, su tío y entrenador. Y Orantes añade: "El bote le va bien porque le gusta coger la bola en ascensión. Si consigue darle fuerte, exigirá al rival que juegue desde el fondo de la pista. Ahí tiene ventaja". Entre otras cosas, porque la figura del sacador y voleador está en vías de extinción. Quizá el australiano Philippousis, su rival en la primera ronda y finalista en 1998, sea uno de los pocos que representa este modelo. Para ganarle, para pasar rondas, el equipo de preparadores de Nadal ha intentado mejorarle más aspectos, como la movilidad de los pies y de la cintura y la actitud al entrar en la pista, que descuidó en los dos últimos torneos. Lo más importante es que esté concentrado desde el principio y sepa amoldarse. "Eso es la clave", sentencia Orantes; "pero la base de su tenis es la misma. Tendrá que variar pequeñas cosas para sacar un mejor rendimiento".

El número uno, Federer, que de ganar el torneo por tercera vez consecutiva igualaría a Lendl y McEnroe, está impaciente por ver si progresa con esta preparación. "Sería especial medirme con Nadal en la final tras haberlo hecho en los dos últimos grandes. Creo que ambos nos ayudamos a ser mejores jugadores y al deporte del tenis", reflexionó el suizo. Pero hay más tenistas que aspiran al título, en especial Roddick, que ha notado una gran mejoría bajo las órdenes de Connors, y Ljubicic, que saca lo mejor de sí en el cemento. Otras alternativas son Blake, que se crece en este torneo; Safin, si recupera su juego; Ferrero, finalista en Cincinnati, y Agassi, que se retira tras una cita a la que no ha faltado en los 21 últimos años y que ha conquistado dos veces (1994 y 1999). Pero los aficionados anhelan que en la ciudad de los rascacielos, cerca del aeropuerto JF Kennedy, prosiga el hermoso duelo Nadal-Federer.

Orden de juego: Baghdatis-Waske; Agassi-Pavel; Roddick-Serra; Ljubicic-Feliciano López; Robredo-Saretta; Hrbaty-Youzhny; Fernando Vicente-Chiudinelli; Gasquet-Simmonds; Ferrer-Almagro; Beto Martín-Pless.

Federer y Nadal se saludan tras una exhibición callejera en Nueva York.
Federer y Nadal se saludan tras una exhibición callejera en Nueva York.AP

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