Un doblete sorprendente de Sorozábal en el Español
El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, reconoció con gritos de "bravo" la actuación de los cantantes principales al término de la representación de Adiós a la bohemia, de Pablo Sorozábal, en el Teatro Español. No es frecuente que un alcalde, sea del partido que sea, muestre idéntico entusiasmo ante un espectáculo lírico. Iñaki Fresán, Javier Galán y María Rey-Joly, como cabezas de reparto, se lo habían ganado a pulso. Y, sobre todo, Sorozábal, en esta ópera chica con libreto demoledor de Pío Baroja, que Mario Gas ofreció en una atmósfera "solanesca", con la representación de un coro de putas a cuatro pisos absolutamente genial, con dos barítonos que otorgaron a su canto una gran nobleza y con una soprano elegante que recordó la romanza de "aquella tarde" con una melancolía escéptica que hacía justicia a la música descarnada del compositor donostiarra.
El Teatro Español se ha propuesto poner a Sorozábal en el lugar que le corresponde y ciertamente lo está consiguiendo. En 2004 fue La eterna canción. Ahora, un programa doble, que además contiene Black el payaso, una joya que defienden con pasión Javier Galán, Beatriz Díaz, Enrique Baquerizo, José Manuel Montero, Emilio Gavira, Paco Maestre y otros, al frente de un director teatral, Ignacio García, que aún no ha llegado a los treinta, pero que tiene un instinto y una madurez capaces de levantar con aire de modernidad y credibilidad una opereta que juega entre la verdad y la impostura. Dirige la orquesta con calor y cercanía Manuel Gas.
El doblete es extraordinario. Un sorpresón para las tardes de verano de la capital.
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