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GENTE | UN JUEGO POCO CABALLEROSO

Se fueron después del té

Ni misiles, ni armas de destrucción masiva, ni talibanes ocultos, la culpa de la monumental bronca entre Inglaterra y Pakistán ha sido del críquet. Los ánimos están caldeados y el enfado que comparte el presidente Musharraf parece que no aminora. La prensa paquistaní se ha despachado a gusto y han llegado a tildar al árbitro que presuntamente les robó el partido, Mr. Hair, de "mininazi". Y es que por primera vez desde hace 129 años un partido internacional, como el que se disputó el domingo en el mítico estadio Oval de Londres, fue ganado por abandono del contrincante. Sucedió en la cuarta jornada del partido cuando Mr. Hair penalizó al equipo paquistaní con cinco carreras en contra por haber manipulado la bola, una de las más graves acusaciones que se puede hacer en un campo de críquet puesto que ello puede determinar la derrota del equipo penalizado. Aquello desató la furia de los jugadores visitantes que tras la tradicional pausa del té, retrasaron su salida al campo durante cinco minutos en señal de protesta. Cuando decidieron reanudar el juego, los árbitros se negaron. El juego había terminado. El caos y la bronca no habían hecho más que empezar. Tras serias y comprometidas deliberaciones el veredicto final otorgó la victoria a Inglaterra. El presidente de Pakistán llamó inmediatamente al capitán de su equipo para evaluar la situación de crisis y el conjunto de la nación que representa, auténticos forofos del críquet, entró en un estado de furia por el partido "robado" que está lejos de haberse aplacado.

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