Tarifas claras para las aerolíneas europeas
Bruselas pretende mejorar la competencia y evitar que las compañías publiciten ofertas irreales
El mercado del transporte aéreo sufre turbulencias periódicas. En los últimos meses ha habido huelgas, escaladas del precio del combustible y esta última semana, el caos en Londres por el miedo a nuevos atentados. En los próximos tiempos le toca a las aerolíneas europeas afrontar la nueva regulación propuesta por la Comisión Europea en julio, que pretende obligar a publicitar el precio final del billete (con las tasas, impuestos cargos y recargos), limita el alquiler de aviones y tripulaciones a los matriculados en los países miembros y regula la distribución del tráfico entre aeropuertos de la misma área metropolitana, entre otros aspectos. "Es hora de modernizar y simplificar las reglas y de eliminar las restricciones al libre mercado", arguye la Comisión.
"Los pasajeros son confundidos por tarifas que se vuelven mucho más altas al ir a pagar"
Sólo cuatro de 16 compañías analizadas incluyen ya las tasas en los precios
La medida más cercana a los ciudadanos es la que se refiere a las tarifas. Bruselas quiere que sean no discriminatorias y transparentes. Es decir, que un billete entre los mismos aeropuertos, con la misma compañía y en la misma fecha, tenga el mismo precio se compre en el país que se compre, y que se publicite el coste total. "Demasiado a menudo los pasajeros son confundidos por tarifas aparentemente atractivas que se vuelven mucho más altas en el momento del pago", arguye la Comisión.
Los ejemplos son infinitos. Vueling, por ejemplo, ofrece billetes a un céntimo de euro. Y, aunque pese a los incrédulos, es posible comprar un billete a ese precio de Madrid a Santiago de Compostela (con ida el 30 de septiembre y vuelta el 8 de octubre). El céntimo no está disponible para el regreso. Pero sí la tarifa de 10 euros. Total: 10,01. Un chollo. Más barato que el peaje de la A-6. Faltan las especias del estofado: 10,65 de "cargo de gestión" por trayecto, aunque el trámite lo realice una máquina; 4,19 en "tasas de aeropuerto", 1,42 de "tasa de seguridad" y el IVA. Total: 43,23 euros.
KLM ofrece por sólo 49 euros volar de Amsterdam a Londres. Pero hay que sumar 101 euros de tasas (no las desglosa) y 10 de cuota de reserva: 160 euros.
La Asociación de Aerolíneas Europeas (AEA), a la que remite Iberia para opinar sobre la propuesta, explica que es "muy buena para el consumidor", pero considera que no sería "bueno para el negocio" recomendar a sus asociados (31 de las mayores aerolíneas europeas) aplicarla ya, porque sería favorecer a la competencia, sobre todo a las compañías de bajo coste. Así que estarán "encantados" de seguir la recomendación cuando ésta obligue a todos, explica una portavoz de la AEA. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) se declara "neutral" ante la iniciativa, explica su director para asuntos de Gobierno e Industria, Carlos Grau.
Las tasas sólo son reembolsables si el billete lo es. Los cargos de emisión no se recuperan en ningún caso. Pero el hecho de desglosar qué es tarifa y qué es tasa sí tiene sentido para determinados cambios y operaciones de los agentes de viajes o, por ejemplo, para aplicar el descuento a los residentes baleares o canarios (el 45% de la tarifa), porque las tasas se pagan siempre íntegras, aunque las compañías suelen rebajar el gasto de emisión.
De 16 compañías analizadas, sólo cuatro (Air France, Air Berlin, British Airways y Easyjet) publicitan todas sus ofertas con las tasas. Pero la francesa no mete el cargo de gestión hasta el final. Air Berlin cobra un importe adicional si se usan tarjetas distintas de la suya. Easyjet también cobra según el medio de pago. Son cantidades pequeñas (de 5 a 20 euros).
El representante para España y Portugal de Air Berlin, Álvaro Middelmann, considera que ofrecer una tarifa parcial es "una estrategia de engaño". "Nos alegra la propuesta de la Comisión, sobre todo de cara a las empresas de bajo coste del Reino Unido. Quedará más claro a qué precio vende quién". Además, "las leyes alemanas de protección al consumidor son muy estrictas", añade. Tanto, que curiosamente Lufthansa -la mayor aerolínea en tráfico internacional en 2005, según IATA- suministra el precio total en su web principal (menos el cargo de emisión), pero no en la versión en español. Ni en italiano. Lo mismo sucede con su filial Swiss. Singapore no incluye las tasas en su promoción de los vuelos a Barcelona (888 dólares más tasas) pero sí en otras. La compañía se limita a alegar que no es una práctica ilegal.
Es difícil aventurar de antemano cuáles incluyen todo y cuáles no. Ni el tipo de compañía, ni la alianza a la que pertenece, ni la empresa matriz dan pistas. Air France lanza sus ofertas tout compris (todo incluido) pero su hermana holandesa KLM, no. British Airways sigue la misma política que la francesa, pero su participada española, Iberia, no. Dos compañías de vuelos baratos, Air Berlin y Easyjet, son transparentes. Otras, como Ryanair, avisan en letra más pequeña de que las tasas no están incluidas. Tampoco las mayores compañías del mundo en tráfico de pasajeros (las estadounidenses American, Delta y United Airlines) dan el precio global, pero por lo menos no consideran que existan gastos de gestión.
La propuesta de la Comisión (que refunde tres reglamentos distintos) es, en realidad, redundante con la normativa ya en vigor. El Instituto Nacional de Consumo español afirma que las aerolíneas deben suministrar desde un principio el precio global del billete, ya que "es una información relevante" que la legislación obliga a dar de manera clara, según un portavoz.
La propia normativa comunitaria aprobada obliga a dar todos los precios con los impuestos incluidos, pero la directiva sobre Prácticas Comerciales Injustas no entra en vigor hasta 2007.
Ante la investigación iniciada por el Defensor del Pueblo español sobre los recargos de combustible y los cargos de emisión de billetes, se ha solicitado opinión a los responsables de las comunidades autónomas con vistas a adoptar una postura común en la conferencia sectorial.
En España se dan llamativas coincidencias entre compañías. Tanto Iberia como Spanair suman la misma cantidad a la tarifa por cada trayecto nacional, 15,9 euros, si bien la primera le llama "impuestos" y las otras "tasas". Air Europa cobra un euro menos de "tasas" (14,9) y aplica los mismos gastos de gestión que Iberia (un mínimo de 12 euros), un euro menos que Spanair (13). Esta compañía asegura que apoya "totalmente" la iniciativa del Ejecutivo comunitario.
La Federación de Consumidores en Acción tiene una demanda interpuesta contra las tres aerolíneas españolas por los cargos de emisión. Las autoridades británicas y estadounidenses investigan si British Airways y otras compañías han pactado precios de recargos por combustible.
El coste del miedo al terrorismo
El caos desatado en los aeropuertos británicos, especialmente en el londinense de Heathrow, el pasado día 10 por un supuesto compló terrorista, ha costado millones de euros a las aerolíneas, que ahora estudian demandar al Gobierno británico. Tanto la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) como la Asociación de Aerolíneas Europeas (AEA) reclaman que los Gobiernos se impliquen no sólo en imponer las medidas de seguridad, sino también en financiarlas.
"La mayor parte de los problemas de seguridad no están relacionados directamente con el transporte aéreo. La seguridad nacional es responsabilidad de los gobiernos. Por lo tanto, son ellos los que deben responsabilizarse de los costes adicionales", dice el director general de IATA, Giovanni Bisignani, en una entrevista que Le Monde tenía previsto publicar hoy. Aunque es "muy pronto" para cuantificar el impacto de las medidas de seguridad exigidas tras el 10 de agosto, Bisignani explica que "los gastos adicionales en materia de seguridad para el conjunto de las aerolíneas tras los atentados de 2001 alcanzan 5.600 millones de dólares anuales [4.400 millones de euros]".
"Ya que la Comisión Europea reconoció recientemente que la seguridad podría y debería ser financiada por las arcas públicas, el reembolso de las pérdidas en que ha incurrido la industria estos días debe ser tratado a escala europea", dice Ulrich Schulte-Strathaus, secretario general de la AEA.
British Airways, que el viernes consiguió al fin operar todos los vuelos previstos, ha cancelado unos 1.200 desde ese día y tuvo que reservar 10.000 habitaciones de hotel. Las pérdidas, aún no evaluadas, rondarían los 60 millones de euros, según diversos analistas, sólo para British.
Ryanair ha emplazado a las demás aerolíneas a reclamar al Gobierno de Londres que restablezca las anteriores medidas de seguridad y abandone las "restricciones absurdas" como la obligación de registrar a la mitad de los pasajeros o la rebaja en un 20% del tamaño máximo del equipaje de mano permitido.
El presidente de la aerolínea irlandesa Ryanair, Michael O'Leary, considera incoherente que no se permitan líquidos o cosméticos en los aviones pero sí en metros y trenes. O'Leary dio el viernes un plazo de siete días al Gobierno británico para volver a la situación anterior. Si no lo hace, amenaza con reclamar los daños sufridos, que llegarían a unos 300 millones para el conjunto del sector.
British se plantea demandar al gestor de los aeropuertos de Londres, BAA, recientemente adquirido por Ferrovial (cuyas acciones han caído un 1,85% desde el 10 de agosto), por haber gestionado de manera "mediocre" la crisis.
La eficacia de las medidas de seguridad implantadas a exigencias de Washington tras los atentados de 2001 es cuestionada por no pocos expertos. Los controles en los aeropuertos "no sirven para nada", porque el elemento sorpresa es el principal arma terrorista, comenta un veterano en la seguridad de la aviación.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.