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EL VIAJERO INCANSABLE
Columna
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No dé de comer a la fiera

Hace ya años que la Pérfida Albión tomó Puerto Banús. Sin Nelson que haga falta, llegaron con sus yates y sus Union Jack y subieron el precio del cubata hasta los 13 euros. ¡Qué desfachatez! Resulta que ahora no les gusta porque está muy masificado y han decidido buscar otros puertos más apartados en Dubai y sitios así. Mientras tanto, mientras los ingleses se largan de Puerto Banús, usted puede ir a verlos como quien visita el zoo. Tampoco es tan caro. La visita le puede salir por unos diez euros, menos de lo que se gastaría usted en llevar a los niños al Parque de la Warner. Siete euros por dos horas de parking y el resto para tomarse un refresco a sorbitos en cualquier bar de lujo. Edurne, que veranea en Torremolinos con la familia, saca fotos a los ostentosos yates atracados en el muelle. "Para contarle a la gente cuando vuelva los duros que hay aquí metidos", comenta. Poco antes, Edurne se las ha visto con una de las pandillas callejeras más temibles del pueblo que deja a los Latin Kings a la altura de una cuadrilla de boy scouts. Son Ralph, Gianni, Ray, Carolina, Giorgio, Roberto y Calvin, conocidos en Puerto Banús por haber tomado una calle donde si pasas y no estás precavido pueden rajarte, quitarte todo el dinero y dejarte tirado en una esquina.

El rico sale de su guarida sobre las doce del mediodía. Se pone el pantalón corto, de la guerra del Vietnam, sus gafas de mosca y se sube al yate para que le fotografíen los visitantes, en la popa, con las manos sujetando un cabo tenso, con cara de capitán Aubrey, de haber recorrido mucho mundo, que ayer estuve en la discoteca, oyes, toda la noche, o sea, y hoy no me apetece salir que está el mar superchungo y se me marea la chati.

Un barman de un hotel de lujo, al que llamaremos Alfredo para que no pierda su trabajo, dice que tendría para escribir una novela con todas las cosas que pasan en Puerto Banús. "Es lo que tiene el dinero, hermano, que te saca lo peor que tiene el ser humano, la arrogancia y la estupidez. Pero este sitio nació así porque era un lugar fantástico para blanquear billetes. A santo de qué se iba a venir tanta gente aquí. Hay mil playas mejores en el resto de España", comenta. Alfredo dice que los ingleses son los que mantienen Puerto Banús, que los españoles son los que le sacan fotos y que los árabes vienen a no se sabe muy bien qué. "Todavía no lo entiendo. Llegan con toda la familia, 200 maletas, pagan una pasta por una habitación y luego no hacen nada. No van a la playa, no salen, se dedican a ver la tele y se quedan dormidos en el vestíbulo del hotel".

Edurne sigue haciendo fotos. Su niño -"¿dónde está el niño?"- se ha subido a uno de los yates de lujo y anda haciendo el bucanero. Uno de los tripulantes, un inglés vestido de Vacaciones en el mar, le reprende y el pequeño sale disparado en busca de su madre. "¡Qué malaje!", susurra Edurne. Recuerden, si van a Puerto Banús pueden sacar todas las fotos que quieran, pero no alimenten a las fieras. Que muerden.

Lujosos yates se amarran cada verano en Puerto Banús
Lujosos yates se amarran cada verano en Puerto BanúsA. C.

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