"Hay pocos proyectos de innovación en industria"

En el año 2000, el Acuerdo de Lisboa de la Unión Europea puso de manifiesto que la competitividad empresarial en el continente era inferior a la de Estados Unidos, y para contribuir a equilibrar la situación se decidió favorecer el sector del capital riesgo. En este contexto, en 2002, nació Highgrowth, sociedad de capital riesgo que financia el desarrollo de nuevas propuestas, creada por un grupo de socios con la participación del Fondo Europeo de Inversiones, el Instituto Catalán de Finanzas y organismos privados. El director asociado de Highgrowth, Fèlix Arias (Barcelona, 1954), reconoce: "Nosotros también somos una empresa que empieza".

Pregunta. ¿Qué se entiende por capital riesgo?

Respuesta. El que se invierte en compañías que inician su recorrido y en las que existen dificultades para valorar la tecnología o el mercado. El riesgo es elevado, pero las posibilidades son altas. Era un mercado poco desarrollado en Europa.

P. ¿El riesgo era un freno?

R. El sector estaba dominado por entidades financieras, que valoran mucho el riesgo, y grandes fortunas personales, que a veces hacen inversiones muy arriesgadas, pero a partir de gustos o relaciones próximas. Por esto se quería favorecer la creación de gestores independientes.

P. ¿A qué tipo de empresas se dirigen?

R. A empresas de cualquier tipo, siempre que tengan proyectos atractivos, innovadores y en fase inicial. Para mantener el equilibrio, también se incorporan empresas que buscan capital de expansión, para crecer. No vamos a fases preliminares, excepto en dos proyectos algo especiales, una farmacéutica -con una vacuna para la tuberculosis que cambiaría totalmente los tratamientos actuales- y una empresa de semiconductores.

P. ¿Hay más proyectos que dinero?

R. Se dice que el dinero es miedoso; sin embargo, los que lo tienen dicen que no hay proyectos. Si éstos están bien planteados y en una fase contrastada, se encuentra el dinero. Es más difícil cuando la persona tiene una idea y debe comprobar la viabilidad. Para esto falta dinero y cultura de emprendedor, ser capaz de arriesgarse y de aceptar el fracaso. En este punto es donde más nos alejamos del resto de Europa.

P. ¿Cómo se puede fomentar la cultura emprendedora?

R. Ahora empiezan a salir jóvenes dispuestos a arriesgarse, pero falta que el resto de la sociedad les apoye, tanto la Administración pública como el entorno familiar y los amigos, que a menudo, en vez de incentivar, ponen trabas. La Universidad y la formación profesional también tienen una asignatura pendiente: enseñar la logística de ser emprendedor y empresario.

P. ¿Los proyectos que han llegado a Highgrowth eran buenos?

R. Hemos analizado más de 350. De ellos, la mitad no tenían los componentes atractivos para el fondo Innocat, sin que estuvieran mal. El resto, casi todos eran buenos y hemos elegido los que más se adaptaban a nuestras características. Algunos no necesitaban capital riesgo o no estaban en disposición de aceptar las reglas.

P. ¿Qué reglas?

R. Capital riesgo implica participar en la gestión. No queremos aportar únicamente dinero, sino asegurarnos que la estrategia y la táctica sean las correctas. No todo el mundo está dispuesto a aceptarlo.

P. ¿La selección se hace con criterios muy restrictivos?

R. Hay tres factores clave: el equipo, un proyecto sólido y el mercado. La actitud del equipo es básica, el factor más importante con mucha diferencia. Si hay personas con ganas, en disposición de dejarse la piel, con capacidad y reflejos, saldrán adelante. El proyecto tiene que ser una propuesta innovadora y el tercer elemento es que el mercado esté en disposición de aceptar la propuesta.

P. ¿Qué tipo de propuestas echan en falta?

R. Con el tejido industrial que hay en Cataluña, sorprende que lleguen tan pocos proyectos de innovación relacionados con la industria. Creo que en Cataluña, en este ámbito, se frustran muchas posibilidades. Los empresarios, especialmente en pequeñas y medianas empresas, poseen poca formación y a menudo tienen dificultades de relación y temen ser engañados. Esto dificulta la cooperación entre gente del mismo sector o con terceros y falta innovación por esta reluctancia a la colaboración. También nos llegan pocos proyectos de investigación básica, a pesar del potente entorno universitario.

P. ¿Evaluar proyectos permite formarse una visión del futuro del país?

R. Sería una visión limitada a la gente que innova o piensa que lo hace. Para desarrollar Highgrowth hemos investigado qué se hacía fuera y hemos podido constatar nuestras carencias. En el extranjero abundan los proyectos de tipo industrial o de investigación básica que en España no tenemos.

P. ¿Qué implicación puede tener esto en el futuro?

R. Quizá nos convertiremos en prestadores de servicios, en sentido muy amplio, más que en fabricantes. Pero será una lástima si no hay más proyectos de investigación básica, que es necesaria incluso para los servicios. Si no somos tan innovadores en la industria, ya fabricarán otros, siempre y cuando sea bajo nuestras especificaciones.