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Reportaje:

Trampas en la carretera

Decenas de motoristas protestan cada viernes por los quitamiedos

El puerto de Galapagar, la bajada de la presa de El Atazar, la A-3 antes del puerto de Arganda...: son algunos de los puntos peligrosos de las carreteras madrileñas denunciados por las asociaciones de motoristas. Confiaban en ver sus quejas materializadas en el nuevo código de circulación y se declaran decepcionados. Los moteros han optado por Internet para concentrarse en protesta por la falta de protección en las calzadas de Madrid.

"No iba muy fuerte; si no es por la gomaespuma en el quitamiedos, me quedo sin extremidades", recuerda Javier Rodríguez desde el hospital de la Princesa. Salió despedido en una curva de la carretera M-505, cerca de Ávila, el pasado 15 de julio. Después de un mes, aún no ha recuperado la movilidad en el brazo izquierdo. Una semana antes del accidente reunió a decenas de motoristas frente al estadio Santiago Bernabéu para reivindicar la falta de seguridad de las carreteras. "Se preocupan de sancionar en lugar de proteger", criticaba el comunicado de la convocatoria refiriéndose a la reforma del carné por puntos.

El pasado mes de diciembre se reunieron en el mismo lugar 5.000 motos. La muerte de 700 motoristas en accidentes durante 2005 ha alertado al colectivo, muchos de los cuales ocuparon el paseo de la Castellana convocados por el Motoclub Tiramillas. Óscar Arias, presidente del club, afirma que los aficionados a las motos "son los que más invierten en su propia seguridad", y lamenta que "desde los poderes públicos no exista una inyección económica acorde".

Desde el Ministerio de Fomento aseguran que este año se pondrá en marcha el Plan de Instalación de Barreras de Seguridad. Este proyecto, aprobado el pasado mayo, contempla una inversión de 43 millones de euros para proteger 243 kilómetros. "Conocemos ese plan desde hace tiempo y, de momento, nada de nada", asegura Javier Rodríguez.

Marchas desde el Bernabéu

Tras el accidente de Javier, Concepción Mazuelos, otra motorista madrileña, ha tomado el mando de las protestas. "A través de los foros de Internet y el boca a boca conseguimos reunirnos 150 motos cada 15 días", asegura Mazuelos, que niega que la Comunidad de Madrid proteja las calzadas: "Cada vez que entro en la M-30 tiemblo de miedo", asegura.

Desde el Gobierno regional afirman que "el 90% de las vías madrileñas están protegidas". El último tramo asegurado fue el de la carretera M-505 a la altura de Santa María de la Alameda, cerca del punto donde Javier calló al suelo y que es una de las calzadas más denunciadas por los motoristas. Unos kilómetros más cerca de la capital, en el puerto de Galapagar, los restos de antiguos quitamiedos oxidados producen pavor entre los moteros.

Accidentes como el de Javier se repiten cada fin de semana, cuando las carreteras de la sierra de Madrid se llenan de aficionados a las dos ruedas.

Javier tuvo suerte: se encontró con un protector de espuma, pero no siempre ocurre así. Las cuchillas, como se conoce en el argot a los antiguos quitamiedos, han producido numerosas amputaciones a los accidentados motoristas. Mazuelos espera que se instalen obligatoriamente las barreras dobles que impidan que los pilotos acaben en los arcenes en caso de accidente. "Lo único que les preocupa es recaudar. Si estuvieran preocupados por la seguridad, no instalarían ventanillas de recaudación en lugares que ni siquiera han sido considerados puntos negros", se queja, en referencia a los radares.

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