La batalla de la 'banda del Penti'
Los tres atletas españoles, favoritos con Vroemen y Tahri en los 3.000 obstáculos
Si para los españoles del 5.000 la semifinal de ayer fue un trámite que pasaron los tres, España, Higuero y Villalobos, sin problemas pese a los problemas del último con las zapatillas; si para los del 800 los cuartos de final, el comienzo de una criba tremenda, que pasaron, cada uno a su estilo, Quesada, Jurado y Olmedo; si para el discóbolo Mario Pestano, la clasificación fue un proceso de sensibilización, de pasar de intentar romper el disco a acariciarlo, a despedirlo suavemente con las yemas de los dedos; si para Glory Alozie la primera serie de los 100 vallas fue una pelea ganada contra dos procesos biológicos, sus biorritmos, siempre alterados por la mañana, y la menstruación, que le llegó en el peor momento, para los del 3.000 obstáculos, oyendo como lo contaban el miércoles, para la banda liderada por el incontenible Antonio David Jiménez Pentinel, Penti, aquello fue una guerra. Una batalla de la que los tres -Penti y también José Luis Blanco, el de los largos calcetines rojos, y César Pérez- no sólo salieron ilesos, sino triunfadores.
Dado que en España son más de tres atletas con nivel mundial, llegan fogueados, curtidos
El 3.000 obstáculos europeo es un club reducido del que nunca se borran tres españoles, el holandés Vroemen, el francés Tahri y el austriaco Weidlinger, el que se pega con loctite en la nariz un separador de aletas para respirar mejor. Las historias de rivalidad, de piques, las relaciones amor-odio entre ellos son homéricas. Dado que en España hay más de tres españoles con nivel mundial en la prueba, el nombre de los tres varía de campeonato en campeonato, por lo que los que se presentan a la cita europea o mundial llegan lo suficientemente fogueados, curtidos y preparados como para no temer a nadie. Cómo van a temblar en Gotemburgo estos hombres si ya se las han tenido que ver en Zaragoza con Eliseo Martín, bronce mundial en París 2003, o Luismi Martín Berlanas, récordman nacional, poseedor de la tercera mejor marca europea de la historia, keniano de San Martín de Valdeiglesias.
Y sin embargo, a César Pérez, el veterano debutante en un gran campeonato al aire libre -el madrileño, de 31 años, se hizo atleta en la Universidad de Tejas El Paso, de donde salió con un master en kinesiología, ciencia del movimiento, y se lo tomó con calma a su regreso a España-, se le paró el corazón tras el penúltimo salto de la ría cuando delante de él al francés Le Dauphin se le rompió el tendón de Aquiles al aterrizar. Se fue el francés al suelo y detrás de él Pérez tuvo que frenar temiéndose lo peor. "Pero yo estaba allí, al quite", dijo Blanco, el que para habituarse al griterío de un estadio de atletismo sueco, 40.000 gargantas inflamadas, se fue en primavera al Camp Nou a ver al Barça en la Champions, "Para darle una mano por si se caía y ayudarle a levantarse". ¡Qué corazón! "Pero no os creáis nada", advierte Pérez. "Eso dicen todos, pero después".
No creamos nada, pues. O mejor, creamos sólo a Penti, el sevillano que antes muere que dejar a alguien ganarle a algo, aunque sólo sea una serie que no va más allá. "Me encanta ganar, es una manía que tengo", explica Penti, que defiende hoy el título conquistado hace cuatro años en Múnich y que antes de atacarle a 20 metros de la línea le dio la mano a Tahri, el francés que se clasificó con él. "Nos dijimos que no nos íbamos a hacer daño un día como ése. La final, ya veremos. En cuanto a Vroemen, me da igual. Con ponerme a su altura en la última ría, y pasarle por dentro en la recta como en Múnich, me vale".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.