El acuerdo sobre Gibraltar

Ha sido la mejor noticia con la que se puede cerrar el curso. A la vuelta de las vacaciones, el próximo 18 de septiembre, se firmará el acuerdo sobre Gibraltar por parte de España, Reino Unido y la colonia británica. Se culmina así un largo proceso negociador que da soluciones a problemas que afectan muy directamente a los campogibraltareños. Sólo el pago de las pensiones que se les adeuda a miles de andaluces que trabajaron en la Roca, da cuenta del alcance del entendimiento logrado. A eso se añade la utilización conjunta del aeropuerto, que se va a convertir en un factor de desarrollo. Además, habrá mejoras en el tránsito de la frontera lo que posibilitará, en general, un avance de la calidad de vida de los residentes.

En definitiva, se mire como se mire, estamos ante un acuerdo lleno de ventajas para todos, que se traduce en actuaciones que repercuten de forma positiva en la vida cotidiana de muchas familias. Se abre, por tanto, un nuevo marco de entendimiento que está llamado a dar nuevos frutos en el futuro para ese rincón de nuestra comunidad que sigue estando necesitado de apoyos. Ha habido satisfacción generalizada. Sobre todo, de aquellos que se van a beneficiar de una forma más directa como son los vecinos y, también, de sus representantes políticos, sin distinción alguna. Aun así, cabe hacer algunas matizaciones.

Mientras que en el Campo de Gibraltar el Partido Popular aplaude el acuerdo, en Madrid sus dirigentes lo emplean como una herramienta más con la que tratar de desgastar al Gobierno de Zapatero. Lo que aquí se ve como un éxito, en la sede central del PP se observa como una claudicación más de los socialistas. De esta forma, los populares son capaces de articular dos discursos ante un mismo hecho: uno más cercano a la realidad y a los ciudadanos, que articulan los que están en el terreno, y otro que se sitúa, más bien, en la trinchera dialéctica en la que se encuentra apostados desde hace tiempo y a los que cualquier circunstancia les sirve como munición hacia el contrario

Esta semana, tendremos ocasión de vivir en Andalucía las consecuencias de ese doble discurso. Los habrá que hablen de "entreguismo" pero, al mismo tiempo, se apuntarán al carro de la victoria, haciéndose la correspondiente foto para tratar de sacar algún provecho electoral del que tan falto están. Pero una vez más, hemos de confiar en la sabiduría popular. Aquellos que más castigados han estado por la secular postergación de esta comarca son los mismos que van a valorar en su justa medida el paso ahora dado, sin artificios patrioteros y sin romperse las vestiduras. Sabrán, también, discernir entre los que han puesto dificultades, sembrando constantemente la duda y la desconfianza, y los que han trabajado de forma discreta. Afortunadamente, ya no se trata de sembrar falsas expectativas. El acuerdo está cerrado. Sólo es cuestión de celebrarlo y sacar conclusiones de esta experiencia que viene a resolver una de las asignaturas pendientes de los andaluces como es la interrelación con la colonia británica asentada en nuestro territorio.