"Hacemos un refresco por la mañana y otro por la tarde"
De tres grandes logros se enorgullece Santiago Puértolas (Badalona, 1933), presidente del fabricante de gaseosas, sifones y bebidas refrescantes Sanmy. El primero, ser de las pocas empresas del sector que han sobrevivido en manos autóctonas. El segundo es el rumbo del que ha empapado a la empresa la enérgica gestión de su hija Pilar. Y el tercero, el reciente triunfo en los tribunales ante el gigante Cadbury Schweppes, que imponía a sus clientes la compra exclusiva de La Casera.
Pregunta. ¿Se esperaban ganar el pulso a Cadbury?
Respuesta. Teníamos esperanzas, creemos en la justicia. Al ser un proceso de oficio, sin coste económico, no perdíamos nada.
P. Arguyen un lucro cesante del 6%. ¿Han recuperado ya esas ventas?
"Todas las campañas de promoción de los centros comerciales las pagamos los proveedores. Nos imponen los márgenes que quieren"
R. Estamos en ello, nuestra facturación se mantiene estable en torno a los cuatro millones de euros.
P. ¿Cómo empezó todo?
R. Los orígenes de Sanmy se remontan a 1895, cuando mi abuelo, Santiago, y su hermano Francisco, aragoneses, decidieron quedarse en Barcelona tras licenciarse del servicio militar. Entraron a trabajar en una fábrica de bebidas carbonadas, hasta que la compraron por 5.000 pesetas. Repartían las bebidas en carro.
P. Hasta que llegó usted y se fue de compras.
R. En los años sesenta y setenta hubo un proceso de concentración. En paralelo a la decisión de seguir como fabricante de nuestra marca Sanmy, vamos comprando a pequeños fabricantes locales, que optan por convertirse en distribuidores, mucho más rentable.
P. Y reúne como 30 marcas.
R. Las fábricas que iban cerrando nosotros les fabricamos y envasamos su producto. Tenemos más de treinta marcas locales de gaseosa, sí. La gaseosa tiene un sabor distinto en cada lugar, ¿sabe?
P. ¿Cómo compiten con las grandes marcas?
R. En los pueblos y ciudades, quien llega a los bares es el mismo distribuidor de siempre, a quien siguen identificando con su antigua marca.
P. ¿Y en las estanterías de los supermercados?
R. La gran distribución no quiere medias tintas: quiere al líder o marcas blancas, así que en 1995 compramos una fábrica de PET y añadimos la marca blanca para distintas cadenas. Trabajamos para todas aquellas centrales de compras que no nos queden muy lejos de Terrassa [Barcelona] porque nuestro producto tiene poco valor añadido. Tenemos que buscar más valor.
P. ¿Cómo?
R. En 2000 creamos un producto nuevo, el sifón Geiser, de gran éxito en toda España y que nos ha permitido entrar en las grandes cadenas de distribución. Ahora ya tenemos volumen importante y nos vamos retirando de la marca blanca.
P.¿Cómo se estructuran sus ingresos?
R. De los cuatro millones de facturación, el 25% corresponde a Geiser, el 35% a las gaseosas, en gran medida a Sanmy, y el resto a refrescos de sabores y bebidas energéticas a medida para el cliente.
P. Aplican la fórmula que les dan y embotellan.
R. Eso es.
P. ¿Es rentable?
R. Tenemos que luchar mucho porque las cadenas nos aprietan mucho en los márgenes. Que nadie se engañe: todas las campañas de promoción de los centros comerciales se hacen a costa de los proveedores. Nos imponen las condiciones que ellos quieren.
P. ¿Cómo piensan sobrevivir?
R. No nos queda otra que tener imaginación y crear cosas nuevas. Innovamos con el sifón Geiser: hemos ideado un nuevo cabezal y un sistema para aprovechar hasta la última gota. Y en paralelo seguimos con los refrescos locales y étnicos, que cada vez tienen más fuerza. Como Cola Somos, un refresco que han lanzado dos jóvenes emprendedores catalanes, que destinan el 51% de sus beneficios a causas solidarias.
P. Debe tener su miga organizar la producción de tantas bebidas sólo en una fábrica.
R. Por la mañana fabricamos una cosa y por la tarde otra. Somos una empresa familiar, con 30 trabajadores. Nos reunimos una vez por semana y planificamos.
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