"Sin ningún genero de dudas, es este asesino"

El fiscal Javier Zaragoza preguntó a José María Múgica, hijo del abogado y dirigente socialista Fernando Múgica, asesinado por ETA, si sería capaz de identificar al asesino de su padre. "Sí", respondió el testigo. "Eran dos. Los vi pasar a menos de un metro de mí. Cruzaban la calzada, yo estaba acompañado de mi esposa, con mi esposa. Es un reconocimiento inequívoco, un recuerdo imborrable, aunque pasaran mil años". El coloquio prosiguió así:

Fiscal. ¿Quiere usted mirar al acusado García Gaztelu?

José María Múgica. Sí

F. ¿Ésa es la persona que junto con Valentín Lasarte asesinó a su padre?

J. M. M. Sí. Ese asesino.

Como el fiscal rebuscaba entre sus papeles para seguir preguntando, el testigo apuntilló: "Sin ningún género de dudas, es este asesino, del que, agrego, deseo que muera en la cárcel".

En ese momento, el presidente del tribunal, Alfonso Guevara, rogó al testigo que intentase controlar ese tipo de expresiones, aunque se hacía cargo de su condición de víctima.

José María Múgica narró a petición del fiscal los detalles del atentado. Explicó que había un temporal de frío y lluvia y que había poca gente por la calle. "No había nadie, la primera persona que vio aquello fui yo", precisó. Por eso, cuando oyó la detonación en la acera de enfrente y vio a su padre tendido en el suelo, intentó enfrentarse a su asesino.

"Salieron corriendo en dirección a la acera en la que estaba yo y luego giraron hacia la calle Fuenterrabía. Los dos llevaban armas. Yo tuve el impulso de ir hacia ellos". declaró.

En ese momento, el otro terrorista, Valentín Lasarte -al que ya identificó en el juicio en el que fue condenado- le salió al paso con un arma y le amenazó. Luego volvió a atender a su padre.

Tras la vista, la viuda y los hijos de Fernando Múgica ofrecieron una conferencia de prensa en la que pidieron la unidad de los partidos políticos para que la banda terrorista ETA deje las armas, pero sin ofrecerle contrapartidas políticas. Rubén señaló que son radicales y quieren ver a los asesinos en prisión y a Batasuna en la eterna ilegalidad.