Actores en lo ancho de la 'street'
El Patronato Municipal de Turismo inaugura una visita teatralizada en inglés por el Madrid de los Austrias
El encanto del angosto Madrid de los Austrias no sabe de barreras idiomáticas. Así lo ha entendido el Patronato Municipal de Turismo, que este verano ha programado por vez primera unas visitas teatralizadas en inglés por las calles más recónditas y añejas de la almendra central. Este programa, llamado Madrid's Legacy, que se desarrollará todos los jueves de julio y agosto, acaba de arrancar.
En la primera jornada de Madrid's Legacy, cinco jóvenes actores, caracterizados de monjas, quijotes, doncellas, inquisidores o trovadores callejeros, animan el cotarro ante una atónita parroquia angloparlante.
Los nervios son los propios de un estreno en las tablas. Hasta el guía turístico, José Ignacio, curtido en mil periplos por los rincones más castizos, se trabuca ocasionalmente con el inglés: las cosas del directo.
Un socarrón Quijote improvisa un diálogo bilingüe: "¡Come on, don Miguel!"
Los intérpretes, diseminados estratégicamente por el recorrido, apuran el último cigarrillo ante el estupor de turistas, transeúntes y demás curiosos. "Si me hubiesen dado un euro por cada foto que me han hecho, ahora mismo ya sería millonario", bromea Javier Lago, apostado en el Pasadizo del Panecillo como un san Isidro la mar de sandunguero.
El número isidril tiene su punto transgresor e impío. El santo chuleta ofrece estampitas "con mi foto, correo electrónico y oraciones para los milagros fáciles y los difíciles" en una "promoción especial": tres tarjetas por sólo dos euros. Los guiris abren mucho los ojos, estupefactos y divertidos, pero no entran al trapo. "¡Qué ratas! ¿Sois escoceses o qué?", remacha el actor.
Christine y Greg, una pareja mayor recién llegada desde Portsmouth, al sur de Inglaterra, asiste al espectáculo con esa característica media sonrisa británica. El paseo es buen colofón para su debut en el foro. "El viejo Madrid es bullicioso, un poco loco. ¡Nos gusta!", proclama Christine. Eso sí: han podido apuntarse a Madrid's Legacy casi de milagro (tal vez isidril). "Ni en el aeropuerto ni en la plaza Mayor nos supieron informar de esta visita. Menos mal que encontramos la información por Internet...".
La primera expedición, en efecto, es reducida. Hay poco foráneo y el grupo se completa con infiltrados de todo tipo, desde periodistas a técnicos de turismo. Pero a Nina Sarell, una finlandesa de 28 años, le da lo mismo. Es su primer día en la ciudad, la abraza Luis Miguel, su sonriente cicerone madrileño, y el paseo turístico culmina una jornada de fuertes emociones.
"Me siento abrumada, como Alicia en el País de las Maravillas. El Madrid antiguo me recuerda a Estonia, con ese aire tan medieval. Y me asombra la cantidad de gente que se echa la siesta en plena calle: obreros, paseantes, todo el mundo. En Helsinki sólo verías algo parecido si el sujeto se hubiera pimplado un par de botellas de vodka...".
Nina pega un respingo en la calle del Codo, donde Fernando Gómez se ha convertido en un hilarante monje de la Inquisición, entre plumífero y despendolado. "¡A ver, usted! ¿En qué grupo se encuentra?", brama el actor. Las posibilidades son múltiples: hereje, sodomita, adúltero, hechicero... Una manzana más abajo, en la calle del Cordón, Javier Lago se ha transfigurado en un afligido Cervantes, incapaz de encontrar una buena frase para comenzar su próxima novela.
Le ayudará personalmente un don Quijote socarrón al que da vida el larguirucho Óscar Piñero. Óscar se sale. Locuaz, histriónico y saltarín, improvisa unos descacharrantes diálogos bilingües. "¡Come on, don Miguel! ¡Hurry up, que me estás poniendo negro!". "No sé cómo me he podido aguantar la risa", confesaría más tarde su pareja artística.
La comitiva enfila la calle del Factor, rumbo ya a Canales. José Ignacio, que ha amenizado la marcha con jugosos datos sobre el número de tabernas en el Madrid del Siglo del Oro, las características pestilencias de la época, los matrimonios de conveniencia o los ricos efluvios que emanan del convento del Corpus Christi, aborda un rápido repaso por los últimos cinco siglos de monarquía en España. "En la actualidad, la familia real ha fijado su residencia en un palacio mucho más pequeño que éste", avisa mientras su dedo apunta hacia el palacio de Oriente. Y apostilla, sin poderse aguantar las ganas: "Pero para pequeño, pequeño, mi pisito de 75 metros cuadrados...".
En Canales, Ana, Fernando, Javier, Óscar y Patricia, los cinco artistas del montaje, aguardan para entonar a coro en perfecto inglés un cómico romance de ciego sobre Margarita Cisneros. Hora y media después, la caminata ha concluido según lo previsto. "Aquí, en lo ancho de la calle, nunca sabes si a uno le va a sonar un móvil, te abordará un mendigo en plena representación o se te cruzará por medio el repartidor de pizzas", exclama el director y guionista de la compañía, Óscar Rivilla. Pero no. Esta vez, todo ha funcionado con precisión británica.
Madrid's Legacy. Jueves de julio y agosto, a partir de las 21.00. Salida: plaza Mayor, 3. 7,10 euros (6,10, niños, estudiantes y tercera edad).
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