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Crónica:LA CRÓNICA | NACIONAL
Crónica
Texto informativo con interpretación

A la espera de la calma

La discreción en el diálogo con ETA permitiría un poco de sosiego

Soledad Gallego-Díaz

El deseo expresado por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y por la mayoría del Congreso de los Diputados de que los contactos con ETA se lleven a cabo "de una forma discreta" debería permitir una bajada de la tensión política durante las inmediatas vacaciones de agosto.

Lo único que puede hacer subir otra vez el termómetro, piensan algunos expertos socialistas, serían nuevas declaraciones de responsables de Batasuna o de ETA sobre el futuro político de Euskadi. Las dos organizaciones han sido hasta el momento bastante locuaces, demasiado para el gusto del Gobierno, quizá por temor a malinterpretaciones por parte de los socialistas, quizá por su continua necesidad de hacerse presentes, no sólo ante sus seguidores, sino también ante el conjunto del escenario político vasco.

Las posiciones respecto a la fórmula que permita legalizar a la nueva Batasuna y autorizar a Otegi en una mesa de partidos parecen antagónicas

A la espera de la anhelada bajada de tensión y del desarrollo de esos "discretos" contactos formales con ETA, de los que, según Zapatero, no se informará hasta septiembre, parece que uno de los puntos que han quedado más en el aire es la fórmula que permitirá legalizar en otoño al partido heredero de Batasuna y en el que se puedan inscribir como dirigentes Arnaldo Otegi y otros antiguos responsables abertzales. Según ha reiterado el Gobierno, la Ley de Partidos no se derogará, y si Otegi pretende asistir a una futura mesa de negociación política, tendrá que ser en representación de una nueva formación, en cuyos estatutos se deje clara la renuncia a la violencia como instrumento político. Sin embargo, varios portavoces de la ilegal Batasuna han asegurado, por el contrario, que no piensan "transitar" por la nueva ley y que el diálogo político deberá restablecerse por otros mecanismos. Las dos posiciones parecen, de momento, tan antagónicas que no permiten encontrar ningún punto medio ni ninguna lectura común.

Sin grandes dudas

En el Partido Popular, por su parte, no existen grandes dudas sobre la estrategia a seguir. Unos, porque creen que no hay alternativa a lo que ya han puesto en marcha, y otros, porque defendieron esa línea de oposición desde el principio. Poco a poco se va desarrollando un discurso articulado en torno a una idea básica. El PP defiende el reforzamiento de los poderes del Estado central. El Partido Popular, afirman, acudirá a las próximas elecciones proponiendo una reforma de la Constitución en ese sentido: hay que volver a dejar claras y bien marcadas las competencias del Estado. Es obvio que en el sistema político español es prácticamente imposible alcanzar una mayoría parlamentaria suficiente como para llevar a cabo una reforma constitucional semejante, pero los expertos populares creen que la idea es simple, sintetiza bien su posición y puede tener buena acogida electoral. De momento, esa pretendida reforma de la Constitución empieza a aparecer cada vez con más fuerza en casi todos los discursos del líder de la oposición.

Rajoy sigue encontrando dificultades para mantener el mensaje extremadamente duro que le exige un sector de su partido, siempre alterado, sin aparecer al mismo tiempo como un líder de la oposición descompuesto. "Algunos quieren que sea siempre rotundo y feroz, y otros pensamos que un candidato a presidente del Gobierno, como Mariano Rajoy, tiene que preservar una cierta imagen de hombre de Estado", asegura un dirigente regional del Partido Popular. En principio, el verano sería una buena ocasión para que Rajoy se retirara un poco de la primera fila y dejara el mayor protagonismo a Ángel Acebes e Ignacio Astarloa, por un lado, y a Gabriel Elorriaga, por otro.

¿Seguirá siendo la negociación con ETA el objeto de la principal bronca política? "Sí, el diálogo con ETA, pero, sobre todo, con Batasuna", asegura ese dirigente, que baraja un calendario según el cual el Gobierno socialista esperará a octubre para poner en marcha el proceso de legalización de Batasuna, una vez que Rubalcaba haya informado a los grupos políticos sobre la marcha del diálogo directo con ETA.

"Nosotros estaremos siempre, total y absolutamente, en contra de que se hable con Batasuna mientras que ETA siga existiendo, y nos da igual que sea en una mesa bilateral con los socialistas vascos o en un foro multilateral con los otros partidos vascos. Nosotros no estaremos ahí. Quede eso claro para todo el mundo, incluido el PNV", puntualiza. Su análisis es compartido por la totalidad de los dirigentes populares. "Se equivocan quienes piensen que existen discrepancias entre nosotros. Las habrá sobre otras cosas. Sobre esto existe una auténtica unanimidad", mantiene.

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