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Reportaje:TOUR 2006 | Undécima etapa

"Estaré metido en la lucha"

Sastre, quinto en la etapa y en la general, resiste con los mejores mientras Mayo abandona

Juan Morenilla

El Tour echó ayer el freno por primera vez en su historia en el lado español de los Pirineos. En el idílico Val d'Aran, unos 80.000 seguidores acompañaron al pelotón. Era sobre todo una mancha naranja, en honor al Euskaltel Euskadi. Un gran mosaico, al estilo de Hollywood, cubría la ladera de una montaña: "Iban Mayo. Igorre", podía leerse en referencia al pueblo del corredor, junto a una ikurriña. Pero los seguidores que esperaban ver un maillot naranja derrapando del pelotón y asomando por el horizonte se quedaron con las ganas. No vieron a Mayo, que abandonó la carrera sin fuerzas ni ganas para seguir pedaleando, ni a Haimar Zubeldia, que quedó descolgado a pocos kilómetros de la meta. Las banderas españolas ondearon esta vez por Carlos Sastre, quinto en la etapa y también en la clasificación general a un minuto y 52 segundos de Landis. El corredor del CSC se ha convertido en la mejor referencia para el seguidor español tras los abandonos de Valverde y Mayo, y el desplome ayer de Óscar Pereiro, que cedió el paso en el Peyresourde.

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Sastre aguantó con los mejores hasta el último kilómetro, hasta que Menchov y Landis sacaron el látigo y dejaron atrás a sus perseguidores. "Estaba a rueda de ellos, vigilándoles... aunque es verdad que no podía hacer otra cosa, no tenía fuerzas para más. El Rabobank y Menchov han demostrado que están muy fuertes, y también el T-Mobile, aunque al final se han quedado sin equipo", explicó Sastre minutos después de pasar el control antidopaje. Su director, el danés Bjarne Riis, se acercó a su pupilo y le dio una palmada en la espalda dibujando por fin una sonrisa en su rostro de piedra. Tras el adiós de Basso y el abandono de Julich por una caída en la contrarreloj de Rennes, Sastre se ha convertido en el patrón del CSC, y de ahí los mismos de su jefe. "El Tour sigue abierto", dijo el ganador del Tour de 1996, el sexto que no ganó Indurain. Riis añadió: "Ahora todo es posible. En los Pirineos no se han abierto grandes diferencias y Sastre ha aguantado bien siguiendo a los mejores, bastante tranquilo". Las dos etapas pirenaicas han aclarado al menos algo el panorama. "Es el Tour de la incertidumbre para todos. Parece que las cosas están un poco más claras, pero no sabemos quién puede ser el ganador. Yo he pasado un test importante aquí, al final iba tirando con lo que me quedaba, un poco justo, y estaré delante metido en la lucha. Ahora debo recuperarme para la última semana en los Alpes", apuntó Sastre.

La quinta plaza estuvo a punto de volar para el ciclista de Ávila en el descenso del cuarto puerto del día, el Col del Portillon. A casi 80 kilómetros por hora tomó una curva demasiado deprisa, perdió el control de la rueda trasera y se fue al suelo. Fue una caída mucho más peligrosa que la de Alejandro Valverde, por ejemplo, pero Sastre ni siquiera se hizo un rasguño. A unos les toca y a otros no. "Fue un susto tremendo, tuve suerte de salir sin una herida", confesó después.

Con 31 años y una victoria de etapa en el Tour de 2003, en la estación de esquí de Domaines, cerca de Andorra, Sastre se ha convertido en la única referencia española para luchar por el podio, por esa tercera plaza que espera pelear con Cyril Dessel y Cadel Evans. Más lejos aparecen Landis y Menchov a la espera de los Alpes y de una contrarreloj de 57 kilómetros en la penúltima etapa. En la primera prueba contra el crono, de 52, Sastre terminó decimoctavo en Rennes, a dos minutos y 11 segundos del ganador, Gonchar, y se dio por satisfecho con el resultado.

Sastre fue el bueno de la película mientras que Mayo fue la decepción. El corredor de Vizcaya, que el miércoles perdió más de 24 minutos por culpa de un catarro -según él, por culpa del aire acondicionado del hotel de Burdeos, que no pudo desconectar-, abandonó después de increpar a un cámara de la televisión francesa que le grababa en la subida al Tourmalet. Cuando llegaron las primeras rampas, Mayo volvió a desvanecerse. Cerraba el pelotón, superado por todos los corredores, y una moto con un cámara se acercó a él. "¿No tienes otra cosa que hacer¿ ¡Todo el día encima! ¡Ya está bien!", le soltó Mayo al periodista, al que después insultó. Su manager, Miguel Madariaga, explicó tras la etapa que el Euskaltel pedirá perdón por el comportamiento de Mayo: "El equipo no está de acuerdo con su actitud". El directivo, curiosamente, tampoco se explicó su abandono: "No sabemos por qué se retiró. Se irá a casa para someterse a un reconocimiento médico". El equipo vasco centrará ahora sus planes en ganar una etapa en los Alpes la próxima semana.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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