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Reportaje:TOUR 2006 | Jornada de descanso

Otro héroe estadounidense

Floyd Landis revela que, tras la carrera, en la que no renuncia al triunfo, le implantarán una prótesis en la cadera y que compite con mucho dolor

Juan Morenilla

Se fue Armstrong y la televisión estadounidense buscaba otro héroe para recuperar las audiencias en las mañanas de julio. Las cuatro primeras etapas del Tour fueron seguidas en la cadena OLN, propietaria de los derechos desde 2001, por 207.000 espectadores en vez de los 403.000 del año pasado. Le fallaron Hincapié, que se desplomó en la contrarreloj de Rennes, y Julich, que abandonó por una caída, pero ayer les cayó un regalo del cielo. Floyd Landis, el líder del Phonak, reveló que, tras la carrera, le será implantada una prótesis en su cadera derecha para acabar con los dolores que le castigan desde hace dos años. Nada mejor que una historia de superación en tiempos de sequía. Al principio, Armstrong, la lucha contra el cáncer, la viva imagen del triunfo americano; luego, Hamilton, que corrió hace dos años con una fisura en una clavícula, y ahora, Landis. Quizá, sí, suban las audiencias.

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El calvario para Landis comenzó en octubre de 2002 entrenándose cerca de su casa, en California. Una caída le llevó al quirófano con una fractura en la cadera derecha. Los médicos le implantaron tres meses después tres clavos para cerrar la herida y afrontó un duro proceso de recuperación. Parecía recobrado, listo para su tarea de gregario de Armstrong en el US Postal. Pero los dolores nunca le abandonaron y nuevas radiografías confirmaron lo peor: una necrosis en la cabeza del fémur impedía la irrigación de la sangre y amenazaba su carrera. Landis mantuvo en secreto el diagnóstico aguantando el dolor. Así, según admitió ayer, ha vivido los dos últimos años. "Es el dolor más terrible que he experimentado nunca", dijo. Nadie, salvo unos pocos -su entrenador, su agente, su esposa y algunos amigos, no su madre, que se enteró la semana pasada-, conocía la gravedad de su caso. Nadie se dio cuenta de que siempre subía a la bicicleta pasando primero su pierna derecha para dejar el peso sobre la izquierda: "Si lo hacía al revés, me caía de dolor".

En 2004 firmó un contrato de tres años con el Phonak a razón de 700.000 dólares por cada uno. En 2005 rodó 250 días a una media de cinco horas, lo que supone 6,7 millones de movimientos de la cadera. Y ayer explicó que ningún medicamento le alivia los pinchazos que siente sobre todo cuando realiza grandes esfuerzos, como en las contrarreloj o en los puertos. "Es difícil medir cuánto dolor siento. Va y viene. Nunca desaparece del todo. Pienso: 'Ojalá no volviera más'. Pero al día siguiente vuelve", confesó emocionado.

A sus 30 años, se niega a poner fin a sus pedaladas y pidió a los médicos disputar el Tour, el cuarto que corre, como líder del Phonak. La ausencia de los favoritos ha aumentado sus posibilidades y su tragedia personal le ha garantizado el apoyo de los aficionados. "No lo digo ahora para hacer terapia personal", aseguró.

Su médico, Brent Kay, afirmó que Landis tiene "una gran tolerancia al dolor" y que ha aguantado sin una prótesis gracias a que la cadera no recibe una carga excesiva en el caso de un ciclista. Un atleta, en cambio, no podría soportarlo. "La gente alucinará al saber que está compitiendo en estas circunstancias. Yo les digo que deberían conocer a Floyd. La única forma de detenerle es atarle a la cama. Y, aún así, no creo que se quedara sin hacer deporte", comentó Kay, doctor en el Centro Médico Deportivo de California. "He visto muchas lesiones, mucha gente jugando con dolor. Pero, viendo las radiografías de Landis, me habría apostado mi casa a que no podría correr el Tour. No entiendo cómo lo consigue. Cualquier persona tendría problemas para hacer incluso una vida normal", añadió David Chao, cirujano ortopédico del corredor.

Floyd Landis sube al avión que trasladó a su equipo desde Lorient hasta Burdeos.
Floyd Landis sube al avión que trasladó a su equipo desde Lorient hasta Burdeos.EFE

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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