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TOUR 2006 | Jornada de descanso

Sastre no quiere hacer castillos en el aire

Carlos Arribas

Para ambiente show, Queen a tope, la conferencia en la que Floyd Landis anunció urbi et orbe que le duele una cadera y que será un héroe durante el Tour, pero que después se pondrá una prótesis metálica, como el golfista estadounidense Jack Nicklaus. Y hot, pero muy hot, calor ambiental y calor temperamental, Marilyn Manson o así, el juicio al que se sometieron los siete corredores del CSC aún en liza.

Todo en inglés, todo muy irónico, todo palabras cargadas de veneno que los corredores, los mismos que en invierno realizan convivencias en el lado duro de la vida, prácticas de supervivencia en los lagos daneses, junto a ejecutivos que buscan superar el estrés y la presión, desactivan con habilidad. Preguntas ingenuas, aparentemente, como ésta dirigida a Lombardi: "¿Sabe cómo se llama el perro de Basso?", El italiano de Chueca respondió: "Soy amigo de Basso, pero no sé cómo se llama su perro". Doble sentido: supuestamente, el perro de Basso se llama Birillo, que es, según la Guardia Civil, el nombre clave del italiano en los papeles de Eufemiano Fuentes. En ellos también figura "un amigo de Birillo" al que nadie ha podido hasta ahora identificar.

En una esquina de la mesa, Carlos Sastre, con un cierto distanciamiento, observa, sonríe, capta. Nada se le escapa. Analiza. Sastre, de El Barraco (Ávila), es el primer español en la clasificación general del Tour (16º, a 2m 27s de Gonchar) tras una más que interesante contrarreloj, lo cual le coloca en una situación poco envidiable dada la hispana necesidad de contar siempre con un deportista en el que depositar la obligación de ser el mejor. Y, en esta posición, Sastre, buen escalador, ganador de una etapa de montaña en el Tour, lugarteniente de Basso en el Giro, podio en la última Vuelta, prefiere jugar la carta de la prudencia. "Si lo queréis decir de esa manera, sí, ahora soy el jefe de filas del CSC", dice; "y sé que tengo una oportunidad, aunque sea muy pequeña, que no pienso desaprovechar. Después de la contrarreloj, hay corredores de mis características peor clasificados y eso me da ánimos para ir a luchar por lo que pueda. Pero no quiero hacer castillos en el aire que se me caigan luego encima. Tengo que ser más prudente que nunca"."

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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