_
_
_
_
EL ENREDO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Se busca caricatura

YA VA PARA SEIS AÑOS que se instaló José Luis Rodríguez Zapatero en la escena pública nacional, y aún no tenemos una caricatura fiable de su personaje. Esto es un fracaso de todos los que nos dedicamos al humor, nos pongamos como nos pongamos, y no se vislumbra que esta situación pintoresca (el gobernante sin caricatura, como un emperador sin retrato) pueda solucionarse a corto plazo.

Bambi estuvo bien, pero nadie puede creer en Bambi con tantas muescas en el revólver: Maragall, Bono, Carod-Rovira... Sosomán murió cuando nació ZP. Era un retrato de alguien formalito y aburrido, y la marca ZP le dio informalidad. Después, las tablas le han dado desparpajo: ha perdido los brazos de madera, y un vestuario adecuado ha reducido su aire patoso. Bambi y Sosomán. Punto. Hay buenos chistes sobre Zapatero, porque hay buenísimos humoristas gráficos, pero son chistes sobre la noticia, no sobre el personaje. Alguien podrá aducir que todos los humoristas políticos son (o somos) vagamente progres y vendidos al PSOE y tal. Muy bien. Será eso. Pero sí había personaje con Felipe González, alguien capaz de argumentar que la nieve es negra, partiendo de la ausencia de negritud hasta llegar a la positiva negritud por ausencia, negra por consiguiente. La caricatura de Aznar era universal, entre progres, fachas y etcéteras: Aznar siempre está fingiendo ser más de lo que es. Más alto, más importante, más recto, más austero, más víctima del terrorismo, más español, más todo. Es don Masquenadie. Ahí le tenemos ahora, amenazando con un regreso en el papel de Amo de la Tierra, nada menos, como consejero de su amigo Murdoch. Todo en Aznar es siempre exagerado.

Si Zapatero sigue gobernando como quien va a comprar el pan, no espere que nadie le saque una caricatura decente

¿Qué hacer con Zapatero?

Puede ser Talanteman, un superhéroe que todo lo resuelve con diálogo. Sólo le teme a la krispanita. Puede ser. Para que esa caricatura fuera eficaz, tendrían que empezar a salirle mal las cosas. Él cree que con su sonrisa es invulnerable, pero en realidad le muelen a palos. Correcto. Pero si las cosas le van saliendo más o menos bien, en lugar de ridiculizarle se le ensalza. ¡Sólo necesita una sonrisa para gobernar! Menuda caricatura.

Los hipercríticos con ZP dicen: es vacío, inconsistente, no dice nada, sólo es amable y bien educado... Le acusan de no ser importante, y esto es un problema muy serio para un humorista. La risa rebaja a quien ejerce el poder y le coloca al nivel de los demás, pero a ver qué hacemos con alguien como Zapatero, que deliberadamente se pone al nivel de cualquiera. Si hoy (Dios no lo quiera), el Papa sufre una alergia y enlaza siete estornudos después de decir: "Y el mensaje de Cristo es... ¡atchís!", nos reiremos, al ver que, pese a toda la pompa, el Papa es tan humano como cualquiera. ¿Pero qué hacer ante alguien que anuncia el inicio de conversaciones con ETA sin leer? ¡Sin leer! Pasaba por allí. ¿Se puede saber qué es esto? No va a tener una ocasión más solemne en su mandato y va con las manos en los bolsillos. Señor presidente: si sigue gobernando como quien va a comprar el pan a las once de la mañana, no espere que nadie le saque una caricatura decente.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_