A la redención por el balón
Ya que no somos ricos, hagamos caridad; ya que nunca seremos una potencia futbolística, dediquémonos a la solidaridad.
Milhistorias es una selección española que se prepara para jugar en septiembre el Campeonato Mundial de los Sintecho, en Ciudad El Cabo (www.streetsoccer.org). Es uno de los 48 equipos nacionales que participan en esta cuarta edición del campeonato que, en vista del éxito, se celebra cada año. Su objetivo no es tanto ganar como mejorar la vida de los futbolistas participantes. El éxito del torneo se mide por la gente que después del campeonato continúa jugando al fútbol, continúa desenganchándose de la droga o encuentra empleo estable.
Todo comenzó en 2003 en Austria con equipos de 18 países y un centenar de jugadores; siguió en Gotemburgo, y el pasado año en Edimburgo, con representantes de 27 países y cinco mil deportistas en la fase previa. Milhistorias lo lleva la Fundación Rais (www.fundacionrais.org) y ha contado con la ayuda de Redondo y Vicente Del Bosque.
En este Mundial de la pobreza sólo pueden participar mendigos, personas que vivan en asilos o sigan algún programa de rehabilitación. Aun cumpliendo estos requisitos, si han jugado en más de un torneo no se les deja participar. El estilo de los equipos es diferente según su procedencia. Los del Norte tienen más problemas de drogodependencias; los del Sur buscan empleo y casa.
Seis meses después de Edimburgo, el 38% de los 200 futbolistas declararon que habían conseguido empleo estable, el 43% siguió cursillos sobre drogodependencias y el 68% tuvo éxito; el 77% había cambiado su vida significativamente. Para el 94% esos partidos de fútbol les habían dado motivos para seguir viviendo. Todo esto ayuda a poner los pies en la tierra y recordar que el fútbol es un deporte, un juego, una distracción, sin fronteras ni clases sociales.
P. D. Ayer el Ibex 35 de la Bolsa de Madrid bajó el 0,23 (en lugar del 0,39 que predicen diversas investigaciones ante una catástrofe deportiva), claro que el día de la derrota de España, había bajado el 0,55%. Conclusión alternativa: son los inversores los que vaticinan un resultado, y no éste el que cambia el resultado de la Bolsa.
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