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Alemania 2006 | España-Túnez

Pernía: "No defiendo mi país, sino el de mi 'beba"

"¿Y el himno?, ¿se aprendió el himno?, ¿ya lo cantó contra Ucrania?", le preguntó a Mariano Andrés Pernía (Buenos Aires, 1977) el reportero de Torneos y Competencias, el canal televisivo argentino que se pasó el sábado por la concentración española en Kamen. "No; el himno español no tiene letra, ¿sabés?", le respondió El Tano, nieto de almeriense, padre de Tiziana, una madrileña preciosa, muy solícito, al colega argentino que trataba de explicar por qué el lateral izquierdo del Atlético a partir del 1 julio, el hijo del Tano Pernía, aquel lateral xeneize de los 70 que se quedó a las puertas del Mundial 78, jugará hoy su tercer partido como español: "Defiendo a España con el orgullo y el compromiso de quien juega para el país de su hija. Todo el que sea padre será capaz de entenderme. No defiendo a mi país; no nací aquí, pero la beba sí". Puede que sea suficiente razón. "Escuchando el himno, pensé en ella y casi me pongo a llorar", le dijo a un colega de Madrid el miércoles.

"Por ahí me salió la oportunidad de jugar un Mundial. Lo soñé toda la vida", se explica. Y se le entiende. Fue niño y quiso jugar al fútbol. Terminó haciéndolo en España, vía Huelva, adonde llegó el Independiente de Avellaneda y surgió la oportunidad. Casi sin tiempo para anular la boda con Luciana, salió disparado para España tan pronto se lesionó Del Horno. "Demasiado rápido, pero me siento bien; no soy un extraño", dice Pernía. Lo intuía: "En España siempre se me trató bien".

Comprometido hasta las cachas, reconoce que no tiene derecho a pensar en nada que no sea el bien de la selección española. "La familia, sí; la familia se puede torcer para la albiceleste, por argentinos, y para España por tenerme a mí acá, yo no. Yo me debo a España y es de ley que mi único pensamiento sea buscar el bien de la que ahora es mi prioridad, la selección española". Las posibilidades de verse las caras con Argentina se remiten a la final y la imaginación lleva el partido a un golpe franco sobre el vértice de la frontal del area de Abbondancieri. Es una jugada para un zurdo y desde que llegó ese lanzamiento es suyo: "Tiro y gol. Es el sueño. Y aviso: aunque sea Argentina, lo grito. Luego, si es necesario, si molesto y debo pedir perdón, lo pido. Pero yo un gol con mi equipo lo grito".

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