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Bridget Jones coge la baja por maternidad

Helen Fielding retira temporalmente a su famoso personaje para tener un hijo

Reina la sintonía entre la escritora Helen Fielding y su famosa creación Bridget Jones. La obsesa de las calorías, que llevó a la pantalla Renée Zellweger en la supertaquillera película El diario de Bridget Jones y su secuela Bridget Jones: Sobreviviré, se ha despedido esta semana de sus lectores. Acaba de nacer su primer hijo y, con 39 años, el espíritu maternal toma prioridad. "Bridget va a prestar toda su atención a su hijo recién nacido, y está demasiado ocupada para actualizar su diario", escribe a modo de posdata en su columna del diario británico The Independent. Fue una corta despedida, publicada el jueves, que pone fin, temporalmente, a una crónica que su autora, Helen Fielding, retomó en agosto de 2005.

Fielding sorprendió a su público dejando preñada a Bridget del arrogante Daniel Cleaver, interpretado en el cine por Hugh Grant. Y dio la campanada hace meses al anunciar que ella también está embarazada. Con 48 años, espera a su segundo hijo en julio. Madre real y virtual han ido enfrentándose juntas a los pormenores y miedos de la gestación. "Oh: Jones', dijo Daniel agarrándome con torpeza la mano, 'no te mueras en el parto ni nada parecido, vale?", escribió Bridget a principios de mes.

Diez años de edad separan a ambas madres. Fielding, quien tuvo su primer hijo en 2004, sigue la última tendencia social de retrasar lo más posible el primer embarazo. El mismo año que la autora se estrenó como madre, más de 15.000 mujeres dieron a luz en España cumplidos los 40. En el Reino Unido, las estadísticas apuntan a un incremento del 50% en la última década en el número de madres que deciden tener hijos en la frontera de su ciclo reproductivo.

Entre las celebridades, los casos son harto conocidos. Madonna tuvo a Rocco, su segundo hijo, con 42 años. Susan Sarandon fue madre con 45. Y, entre otras actrices, Holly Hunter ingresó con 47 en el club de primerizas al dar a luz gemelos el pasado enero. "Incluso mi madre acepta que son las vidas de las celebridades, no la Iglesia ni La Biblia, las que nos muestran lo que es normal y aceptable hoy día", recuerda Bridget en su diario.

En cambio, el retrato que Fielding aporta del primerizo papá Cleaver no cuadra con la tónica del momento. Daniel hace esperar a Bridget y al bebé en el hospital mientras ve el partido del Mundial entre Inglaterra y Paraguay. Semanas antes sugería a su pareja que cogiera cuanto antes la baja maternal, sin prestarse él mismo a reclamar su respectivo derecho paternal. Por algo celebraba Jones en su diario la separación de Paul McCartney y Heather Mills. "Es mi oportunidad de que Paul se case conmigo y me cuide él en vez de Daniel", escribe con humor.

La baja paternal va abriéndose camino en la cultura británica. Que los padres dediquen más tiempo a los pequeños del hogar es el último credo de lo políticamente correcto. Tony Blair sentó ejemplo al nacer su cuarto hijo, Leo, en 2000. Y su Gobierno laborista introdujo, tres años más tarde, el derecho paternal a una baja remunerada y a solicitar flexibilidad de horario en el trabajo. Pero el desequilibrio entre ambos sexos es aún abismal: dos semanas pagadas para los padres con empleo frente a las 26 que puede reclamar una madre. Por otra parte, datos oficiales sugieren que un tercio de los nuevos padres declina reclamar la totalidad de las dos semanas de baja remunerada que le corresponde legalmente. Preservar un nivel manejable en la economía doméstica es un obstáculo obvio que impide a muchos padres quedarse en casa.

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