Un tercio de los accidentes de trabajo se produce por sobreesfuerzo o estrés
La incidencia de la siniestralidad laboral en España ha caído un 2,8% en el último año
El principal riesgo laboral de los trabajadores es la presión que les rodea. Un tercio de los accidentes de trabajo que se producen en España obedece a sobreesfuerzos físicos o traumas psíquicos, según datos del Ministerio de Trabajo. Estos factores han desplazado a los choques como primera causa de siniestros, una circunstancia que Trabajo atribuye al estrés creciente en que se desenvuelven los trabajadores. Con casi un millón de accidentes al año y alrededor de mil muertos, España es el país europeo con mayor siniestralidad, aunque la incidencia ha caído un 2,8% en el último año.
La evolución socioeconómica de los últimos años ha cambiado el patrón de los accidentes laborales. De ser la tercera causa en los siniestros hace 10 años, el factor psíquico o asociado a un sobreesfuerzo físico se ha convertido en el principal motivo. Algo más de un tercio de los accidentes (el 34,35%) tiene este origen. Son datos que ofreció ayer por primera vez el secretario general de Empleo, Valeriano Gómez. Hasta ahora Trabajo informaba de forma muy deficiente sobre la siniestralidad, principal lacra del mercado laboral.
"Esa tendencia seguirá acentuándose", advirtió Gómez. La explicación radica en los cambios que se han producido en la forma de trabajar en los últimos años. El trabajador realiza sobreesfuerzos físicos y psíquicos ante la situación de estrés que vive. "En la forma de producción influyen esos riesgos: la movilidad laboral, el mayor tiempo para ir y volver del trabajo, la productividad, la estabilidad en el empleo...", añadió Ángel Rubio, responsable del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo.
El único modo de hacer frente a esos accidentes laborales consiste en cambiar el entorno. "Contra eso se lucha mejorando las condiciones de trabajo", concluyó Rubio.
Tras esa primera causa psicosocial, las siguientes están más vinculadas al esquema clásico de accidente laboral: choques contra objetos, aplastamientos y contacto con materiales diversos. Éstas han ido perdiendo peso en los últimos ejercicios.
El patrón es similar si se examinan sólo los accidentes mortales. La principal causa de los fallecimientos no son ni los golpes, ni los aplastamientos ni las caídas. Son infartos, derrames cerebrales y otras patologías de ese tipo. Casi un tercio (el 28,2%) de los accidentes mortales se encuadran en esta categoría.
Más allá de las causas, la cifra de accidentes de trabajo y de muertes ha aumentado en el último año. Como la población ocupada crece a un ritmo mayor, el peso de los accidentes sobre el total de trabajadores cae ligeramente. De cada 100.000 trabajadores, 6.223 sufren siniestros en su puesto de trabajo y casi siete mueren, de acuerdo con los datos relativos al periodo entre abril de 2005 y marzo de 2006. Esa cifra representa una caída del 2,8% respecto al año anterior. El fenómeno es bastante más grave que en el resto de la Unión Europea, pues la media comunitaria apunta a 4.000 accidentados de cada 100.000 ocupados. España se sitúa a la cola del entorno comunitario en este terreno.
El papel de la inmigración
Pese a producirse una reducción, ésta es cada vez menos intensa. "La capacidad de ir bajando también se reduce. Será difícil que experimentemos caídas tan intensas a partir de ahora", explicó el secretario general de Empleo. La gran incorporación de inmigrantes en los últimos años ha ralentizado también esa evolución, argumenta Valeriano Gómez. Las peores condiciones de trabajo que soporta este colectivo lo hacen más proclive a sufrir accidentes.
La construcción es el sector donde más incide la siniestralidad, con unas cifras que duplican las generales. En el sector agrario, la posibilidad de ser víctima de accidente se divide por dos.
Las diferencias también son muy pronunciadas en función de la comunidad autónoma. Castilla-La Mancha y Baleares son los territorios con mayor siniestralidad; Melilla y Extremadura presentan las mejores cifras.
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