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Crónica:Alemania 2006 | Inglaterra-Trinidad y Tobago
Crónica
Texto informativo con interpretación

Crouch, el problema y la solución

Las entradas de Lennon y Rooney lanzan a Inglaterra ante Trinidad y Tobago en el segundo tiempo

El eléctrico y diminuto Lennon transformó a Inglaterra, que pasó de un equipo plomazo y previsible a otro dinámico y combinativo. Dos mundos distintos. Bastó que Eriksson retirara el lastre de Carragher, retrasara a Beckham al lateral y ubicara a Lennon de extremo derecho. Al mismo tiempo entró el anhelado Rooney, siempre una amenaza aún lejos de su plenitud de forma, siempre un generador de espacios. Comenzó a jugar Inglaterra al cuarto de hora del segundo tiempo. Los centrocampistas se liberaron del estigma del pelotazo y empezaron a triangular. Son grandes futbolistas y, por tanto, pueden hacerlo. No está prohibido en sus genes. Sobre todo Gerrard, el más perjudicado por el estilo primitivo del primer tiempo; el más beneficiado cuando se cambió la mentalidad. Todo eso sucedió con Crouch en el campo, autor de una actuación calamitosa contrastada, sin embargo, con el gol que abrió el camino de la victoria. Así es el fútbol. Hasta cinco veces remató de la manera más deficiente posible. Una vez al córner, otra a las nubes... Hasta que, en el enésimo regalo de sus compañeros, esta vez un centro de Beckham al segundo palo, le ganó la posición al defensa Sancho y cabeceó a gol. Su altura, por fin, resultó una ventaja. Porque Crouch fue ayer el problema y la solución. Su presencia invitó a que cayeran un aluvión de pases largos. Si bien, al final, aprovechó un gran centro de Beckham. Entonces Gerrard se destapó con uno de sus violentos disparos desde la frontal del área con la izquierda. Los hinchas ingleses no sabían si debían estar agradecidos o no a su seleccionador por acertar en los cambios, o por no haberse dado cuenta al principio. Lo que es seguro es que no les gusta su entrenador. Antes del partido, no hubo ni un aplauso cuando se anunció su nombre por megafonía: Sven Goran Eriksson. Silencio.

RESULTADO

INGLATERRA 2 - TRINIDAD TOBAGO 0

Con los cambios, los medios se liberaron del estigma del pelotazo y empezaron a triangular
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Eriksson y Beckham piden paciencia con Rooney

Trinidad y Tobago entendió que se llevaba un castigo exagerado. Había resistido heroicamente más de una hora, con una línea de cinco hombres en la defensa. Quizá era lo único que podía hacer: resistir. No hay que olvidar que esta antigua colonia británica, independizada en 1962, es un país de poco más de un millón de habitantes, el más pequeño que haya disputado una Copa del Mundo. Seis de los 11 jugadores de su alineación participan en las ligas inglesas. Su jugador más distinguido, Dwight Yorke, ex delantero del Manchester United, actuó de medio centro. Muy bien, por cierto. Su entrenador, Leo Beenhakker, abogado del fútbol ofensivo y la posesión del balón, admitió desde el principio su inferioridad y optó por la elasticidad y las emboscadas. No podía jugarle de tú a tú a Inglaterra.

A pesar de que, a la media hora, el juego inglés era tan plano que Eriksson mandó a Rooney a calentar. Por la mañana habían llegado a la concentración inglesa unos médicos independientes de Nottingham para examinar a Rooney y darle la luz verde al entrenador. Los hinchas cantaron su nombre enardecidos. Pero, antes, primó la vieja filosofía del centro largo y la segunda jugada. Pelotazos de Lampard y Beckham, que ejercieron de pateadores cada vez más imprecisos. Ni un solo pase entre líneas. Ni una triangulación. Entre ellos, malvivía Gerrard, perdido en un estilo muy dañino para él. Beckham, además, quiso jugar desde su sofá. Pacía por la línea central sin más intención que enviar un pase de 30 metros. De ahí no pasaba. ¿Intentar llegar a la línea de fondo? Ni soñarlo. Cuando atacaba Trinidad, tampoco defendía. Tenía detrás a Carragher y, claro, el trabajo sucio para el gran central del Liverpool, muy disminuido como lateral.

El veloz Joe Cole, por la izquierda, fue el mejor camino que encontró Inglaterra para desbordar en el primer tiempo. El único. Le desdoblaba de vez en cuando Ashly Cole. Joe le envió un precioso centro a Crouch. Y después llegó otro muy suave de Beckham desde la derecha, el tipo de pase con el que sueñan los grandes rematadores. Pero no Crouch. Quiso empalmar la pelota como le venía y la envió cerca del córner derecho. Crouch no es rápido, ni potente, ni técnico, ni astuto... Es alto y simpático, además de bailar con mucha gracia, cualidades muy apreciadas por Benítez y Eriksson. Y siempre baja a defender en los córners, como les gusta a los entrenadores.

Rooney se preparó para entrar. Los seguidores lo saludaron como a un gladiador romano. Entró por un inédito Owen. El otro cambio fue Lennon, el rapidísimo extremo del Totthenham. El beneficio fue inmediato. Sus jugadores comenzaron por fin a rasear el balón y a pasárselo entre ellos a pocos metros. A Rooney le bastó tocar al primer toque para abrir espacios. Estas seis semanas de inactividad tras fractura de un hueso del pie lo han dejado con unos kilos de más. Le falta velocidad, pero le sobra calidad para mejorar el rendimiento del cada vez más decadente Owen. God save the Queen retumbó en las gradas del estadio de Núremberg después de que Crouch por fin rematara una vez a la portería. El gol hundió a los Soca Warriors, y Gerrard los remachó con un disparo colosal. Ésa sí era la Inglaterra a la altura de sus magníficos jugadores.

Crouch supera al defensa y cabecea el primer gol de Inglaterra.
Crouch supera al defensa y cabecea el primer gol de Inglaterra.ASSOCIATED PRESS
Rooney y Gerrard celebran el segundo tanto.
Rooney y Gerrard celebran el segundo tanto.REUTERS

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