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Reportaje:Alemania 2006 | El rival de España

"¡Tienen a Blokhin!"

Ucrania gira en torno a la gran personalidad de su técnico, una obsesión para Luis Aragonés

Diego Torres

Lo dice Luis Aragonés, el seleccionador español, cada vez que le preguntan por Ucrania: "¡Tienen a Blokhin!". Como si el que no juega fuese decisivo. "¡Tienen a Blokhin!".

Es verdad. Nadie baja las escaleras como Oleg Blokhin. Lo hace al mediodía, peinado como un infante de marina, la cabeza de astronauta, el pecho de gorila y las piernas bien asentadas sobre dos gemelos como bolsas de patatas. Al verle irrumpir en el salón del hotel, sus jugadores se dispersan como gacelas en una cacería de tigres. Andry Rusol deja de sonreír, Vorobey se va rápido a otra parte y Milevsky le propone a Byelik acudir a la terraza a echar una partida de ajedrez.

Blokhin se queda solo. Enciende un pitillo y se sienta en un sofá a fumar tranquilamente. Sus ayudantes, que le ignoran, hablan animadamente.

Es el único equipo que no tiene público en los entrenamientos, siempre a puerta cerrada
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Del balón de cuero al balón de oro

En la concentración de la selección de Ucrania el movimiento de personal es constante. Todos van y vienen. Todos hacen planes. La gente parece agitada. El equipo está a punto de debutar en un Mundial, contra España, y cunde la inexperiencia. Pero, a sus 54 años, Blokhin, el seleccionador, el balón de oro de 1975, está en otro nivel.

La selección de Ucrania es un caso extraño. Es el único equipo del torneo que no tiene público en directo, siguiendo los entrenamientos. No es nada raro porque las sesiones preparatorias son todas a puerta cerrada. Las ruedas de prensa son escasas y en ucraniano traducido al alemán. Los periodistas ucranianos no dan señales de vida.

La delegación se hospeda frente a uno de los lagos que forma el río Havel a las afueras de Potsdam. Es el corazón de Prusia y los palacios de Federico el Grande están cerca. También es la antigua República Democrática Alemana. El paraje mezcla la pátina de la guerra fría y la Europa eslava. Los periódicos ucranianos agitan una leyenda: Blokhin, hijo de un militar del Ejército Rojo, eligió Potsdam como lugar de retiro porque su padre, tanquista en la Alemania ocupada, le dijo que aquella ciudad era maravillosa. El hecho es que Ucrania es la selección cuyo cuartel general está más cerca de la frontera con el río Oder.

El hotel de Ucrania está sellado por tres pelotones de guardias de asalto de la policía alemana y una lancha patrullera. Tratándose de los herederos de los panzergrenadier cumplen su trabajo en rigurosa armonía. El ingreso al hotel no está restringido para nadie que no lleve la acreditación de periodista. Los reporteros, en cambio, están prohibidos. Los entrenamientos son secretos, a excepción de 15 minutos reveladores. Durante ese tiempo, en el ensayo de ayer, se pudieron ver los métodos del Dinamo de Kiev, la joya de Ucrania, el club en el que quieren mandar todos los políticos y los empresarios del país. Blokhin dispuso un partidillo en el que los jugadores debían darse los pases cortos con la mano, los largos con el pie y los goles con la cabeza.

Después, ya sin miradas indiscretas, Ucrania dedicó una parte de la sesión a ejercitarse con el balón medicinal. Se repartieron 20 balones, uno para cada jugador, y todos hicieron ejercicios con las manos y los pies, con esas pelotas grandes como calabazas, pesadas y blandas.

Los jugadores se ejercitan bajo la dirección de los colaboradores del seleccionador. Blokhin no intervino. Blokhin lo miró todo de pie bajo una sombrilla, en chanclas. En cada maniobra se intuyeron los métodos de Anatoly Zelentsov, El Profesor, el excéntrico doctor del Dinamo de Lobanovski que dijo que había inventado "la ciencia del fútbol". Antes de decidir si un jugador era o no apto para ingresar en el club, le sometía a una especie de gimnasia ocular por medio de un programa informático. Los aspirantes debían sentarse frente a una pantalla y responder a estímulos visuales que ponían a prueba la velocidad de reacción, la coordinación y la memoria. Zelentsov atribuyó a esos procedimientos la conquista de dos Recopas de Europa en 1975 y 1986. El propio Blokhin, que debió pasar las pruebas con éxito, alzó los trofeos.

Para terminar, Blokhin mandó jugar un partidillo. En él se vio a Shevchenko en el equipo presuntamente titular. El nuevo delantero del Chelsea, su heredero en el santoral ucraniano, está recuperado de su lesión. Se le ve relajado, sin temor, y, como su técnico, va siempre a su aire. Quiere enfrentarse a España mañana en Leipzig.

Oleg Blokhin, en chanclas durante el ensayo de ayer.
Oleg Blokhin, en chanclas durante el ensayo de ayer.REUTERS

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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