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Crónica:Argentina 2 - 1 Costa de Marfil | Alemania 2006
Crónica
Texto informativo con interpretación

Riquelme lanza a Argentina

El '10' pone en órbita a su equipo ante una buena Costa de Marfil que dominó al final

A José Pékerman, que se pasó todo el curso pasado en España, debió de encantarle el Villarreal. Su forma de ubicarse en el campo a partir de las características tan especiales de Riquelme. Como ayer. Parado ligeramente a la izquierda, exento en gran parte de responsabilidades defensivas, y responsable de dar el último pase a cualquiera de los dos delanteros: Saviola o Crespo. Así resolvió el partido Argentina: primero, un gol de oportunista de toda la vida de Crespo; después, un pase antológico de Riquelme que resolvió Saviola al primer toque. Todo en la primera parte. Sin olvidar que antes y después el cuadro de Pékerman lo pasó mal. Sufrió la irrupción de una Costa de Marfil poderosa en el centro del campo, repleta de jugadores desequilibrantes que pagaron, sin embargo, su falta de oficio en algunos momentos. Esos intangibles en las dos áreas que decantan los partidos. Mereció más Costa de Marfil, atacó sin descanso y sólo encontró el premio a su juego al final, cuando por fin marcó Drogba, de primeras con la zurda, un gol que había acariciado toda la noche. Apunta para mucho más el combinado de Michel. Siempre que se desprenda, eso sí, de la candidez que ha caracterizado a los equipos africanos un Mundial tras otro. Y a las manos blandísimas de su portero, Tizie. Al final, las reflexiones de Crespo antes del Mundial resultaron premonitorias: "No jugaremos al ataque constante como en el anterior Mundial, lo que nos hizo muy previsibles. Elegiremos cuándo atacar y cuándo no".

RESULTADO

Argentina 2 - 1 Costa de Marfil

Con Maradona en el palco, acompañado de una de sus dos hijas, el número 10 pesaba toneladas en la espalda de Riquelme, que tenía que estar a la altura del mito. O, al menos, acercársele tímidamente. Lo logró en el minuto 38. Un segundo de inspiración. Un pase raso, en diagonal, que abrió en canal a la defensa marfileña. Riquelme estaba en su lugar preferido, como volante izquierdo. Recibió la pelota y miró hacia otra parte. En concreto, a la grada de tribuna. Es su manera de servir el engaño. El balón irá donde él lo mande sin necesidad de mirar el destino. Crespo arrastró con su desmarque hacia el exterior a los centrales y Saviola entró con toda la puerta abierta de la gloria. Tocó de primeras y marcó. Se arrodilló e imploró al cielo. El segundo tanto argentino. La puntilla para una notable Costa de Marfil, que impuso su ritmo frenético en la primera media hora. Las arrancadas de Zokora, por ejemplo, hicieron vibrar de emoción el estadio. El regate de Kalou puso a bailar a la agradecida hinchada anaranjada. Se animaron a llegar por la izquierda, donde aprovechaban la dificultad de Burdisso para sacar el balón.

Pero todo acabó en el mejor Ayala, que cortó las alas de Drogba a pesar de que el delantero del Chelsea le sacaba una cabeza en estatura. No era la primera vez que Ayala y Drogba se veías las caras en una gran cita. Lo hicieron hace tres años, en la final de la Copa de la UEFA que le ganó el Valencia al Marsella. En aquella ocasión, el valencianista frenó con un codazo en el primer minuto al delantero, que desapareció. Ayer no tuvo necesidad. Se impuso por la vía legal. A pesar de que, al lado del africano, pareciera un peso pluma. Lo mismo que Heinze. Dos centrales pequeños para parar al gigante. Lo consiguieron. A falta de altura, los argentinos saltaban con el corazón. Y en caso contrario hubo una red en las manos de Abbondanzieri.

Los duelos en los córners y faltas estremecieron el estadio. En ambas áreas. Ahí es donde se vio la mayor competitividad argentina. Si hacía falta, un argentino, pongamos que Burdisso, se tiraba en plancha para evitar el remate del delantero, lo blocaba, pues son esos penaltis que se pitan poco. En el otro cajón, el salto de Ayala, al segundo palo, se tornaba imparable. Sobre todo, si la pelota venía combada de Riquelme.

El primer gol ya llegó de un balón de falta de Riquelme que Drogba, ahora en su propia área defendiendo, dejó muerto a escasos metros de la línea de gol. Drogba fue el principio y el fin de Costa de Marfil. Su presencia fue exagerada. Y el resultado de su dejada era previsible si Crespo estaba por allí merodeando: gol. Picó hacia abajo con la pierna derecha. Marcó su tanto número 30 con Argentina, a cuatro de la cifra de Maradona. Antes, por cierto, Ayala cabeceó, otra vez a centro de Riquelme y la pelota traspasó por unos centímetros la línea de gol, tras los titubeos de Tizie, pero el tanto no fue concedido. La historia de los Mundiales está llena de este tipo de acciones: el gol no otorgado de Michel a Brasil en el 86 o el de Adelardo, de chilena, también ante Brasil en el 62. Poco importó porque ganó Argentina en un excelente partido digno de dos grandes equipos. Capaces de llegar hasta el final.

Saviola celebra su gol, el segundo de su selección, mientras Maxi Rodríguez y Crespo corren a felicitarle.
Saviola celebra su gol, el segundo de su selección, mientras Maxi Rodríguez y Crespo corren a felicitarle.ASSOCIATED PRESS

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