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Caluroso reencuentro de Sevilla con los Reyes en el Día de las Fuerzas Armadas

Don Juan Carlos se muestra especialmente atento con la ciudad donde Mena habló en su nombre

Miguel González

El cartel publicitario del Día de las Fuerzas Armadas representaba un abanico abierto entre las varillas gigantescas del puente de La Barqueta, que une Sevilla con la isla de la Cartuja. Ayer fueron cientos de abanicos los que se abrieron entre la glorieta de los Marineros Voluntarios y la Puerta de la Carne, algo menos de dos kilómetros del centro de Sevilla por donde desfilaron casi 1.700 militares. El calor meteorológico -por encima de 35 grados marcaban los termómetros- no desanimó a miles de personas que acudieron a contemplar un desfile que volvió a Sevilla después de 27 años.

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Si Sevilla se volcó con las Fuerzas Armadas, el Rey se volcó con Sevilla. La familia real -los Reyes y los Príncipes de Asturias- llegó a la capital andaluza el sábado por la noche y asistió una cena en el Palacio de Capitanía, lo que no hicieron años anteriores en A Coruña o Almería. Fue en este mismo palacio donde el 6 de enero, hablando teóricamente en nombre del Rey, el teniente general José Mena advirtió sobre la posible intervención del Ejército si el Estatuto catalán llegase a desbordar la Constitución.

Ayer, a unos metros de allí, en el Casino de la Exposición Universal de 1929, se escuchó la voz propia del Rey, sin intermediarios. Fue para felicitar a los organizadores del desfile y agradecer la acogida, "tan cariñosa y simpática", de los sevillanos.

Entre los asistentes, el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves; el delegado del Gobierno, Juan José López Garzón, y el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, junto a personajes populares como la duquesa de Alba o Curro Romero. En cambio, no hubo miembros destacados del PP, ni tampoco acudió el presidente del Gobierno, que no participa en estas conmemoraciones.

El momento más espectacular fue el lanzamiento de cuatro miembros de la Patrulla Acrobática Paracaidista del Ejército del Aire (Papea) y uno de la Brigada Paracaidista (Bripac) que saltaron desde 2.000 metros para posarse suavemente junto a la tribuna de autoridades. El último de ellos portaba una enorme bandera de España que, una vez izada en su mástil, presidiría el desfile.

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El momento más emotivo fue cuando familiares de los 17 militares muertos en el accidente del helicóptero Cougar, el pasado 16 de agosto en Afganistán, depositaron la tradicional corona de laurel en memoria de los caídos. El ministro de Defensa, José Antonio Alonso, departió brevemente con los familiares de algunas de las víctimas del Cougar, destinadas en la base sevillana de El Copero. En un ejercicio de sincronización milimétrica, el toque de oración concluyó con una salva de fusilería y una pasada de la Patrulla Águila que peinó con su estela de humo rojigualda la noria instalada en el Prado de San Sebastián.

En la parada aérea participaron 43 aeronaves -27 cazas y 18 helicópteros; seis del Ejército de Tierra, aunque finalmente no volaron los Chinook, como estaba anunciado, sino los Bolkov- mientras que el desfile terrestre lo integraban 1.624 efectivos, con 61 vehículos; entre ellos, carros de combate Leopard, artillería autopropulsada de 155 milímetros o misiles antiaéreos Patriot.

La mayoría de las unidades participantes tienen su base en Andalucía, Murcia o Castilla-La Mancha. Para que tuvieran representación, siquiera testimonial, todas las guarniciones dependientes de la Fuerza Terrestre, con sede en Sevilla, su máximo responsable, el teniente general Pedro Pitarch, dispuso escuadras de gastadores del País Vasco, Cataluña y Baleares, ataviadas con uniformes del siglo XIX.

Con todo, la unidad más aplaudida fue la Legión, de la que desfiló una bandera reducida procedente de la brigada de Viator (Almería), con su paso acelerado seguido al trote por su tradicional mascota, la cabra.

El Rey, con uniforme de capitán general de Ejército del Aire, y el Príncipe de Asturias, de capitán de corbeta de la Armada, siguieron desde la tribuna el desfile, que volvió a Sevilla después de 27 años. Fue en la capital andaluza donde, en mayo de 1979, se celebró por primera vez el Día de las Fuerzas Armadas. En estas casi tres décadas ha estado a punto de desaparecer, o como mínimo cambiar de formato, para diferenciarse del desfile del 12 de octubre, pero al final acaba copiándose a sí mismo. Y en ocasiones con notable éxito. Como ayer.

Los Reyes y los Príncipes de Asturias, durante el desfile del Día de las Fuerzas Armadas.
Los Reyes y los Príncipes de Asturias, durante el desfile del Día de las Fuerzas Armadas.GARCÍA CORDERO

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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