_
_
_
_
Reportaje:

Pero... ¿esto es teatro?

Que sea un arte más viejo que Matusalén no quiere decir que no se marque sus extravagancias de vez en cuando, porque los bebés, los perros y los amigos de lo experimental también tienen derecho. Para ellos sugerimos

La cama

QUÉ ES ESTO: La cama es el lugar en el que pasamos lo mejor y lo peor de nuestras vidas y, precisamente por eso, es la absoluta protagonista de este montaje. Sus creadores engarzan una serie de relatos con la piltra como telón de fondo y lo envuelven todo en el juego artístico del teatro sensorial. Se trata de hablar de temas como el placer, la enfermedad, el nacimiento o la muerte y sentirlos, teatralmente, vaya, que nadie se piense que se va a poner a jadear o a ver la famosa luz al final del túnel. Metáforas que se huelen, que se oyen, que se tocan.

LO RARO: Cada función admite un máximo de 20 personas, que penetran en una gran matriz blanca, diáfana y acogedora en la que van a vivir una experiencia única. No hay que sentarse en ningún sitio, hay que acostarse, ser partícipe de una orgía teatral y sensorial donde los actores harán de cicerones por paisajes oníricos y viajes del pasado al futuro y viceversa.

QUIÉN ANDA AHÍ: La responsable de este atrevimiento formal es la compañía Teatro en el Aire, que tiene en la sala La Caravana su cuartel general. La directora, Lidia Rodríguez, habla así de "su" cama: "sudario de enfermedades, tatami donde se celebran peleas a muerte, remanso de paz en el que la pereza halla su paraíso, acuario diminuto de los que logran escapar de sus obsesiones…"

Seis cartas al rey

QUÉ ES ESTO: Seis cartas al rey es el título genérico de un proyecto a medio camino entre el teatro, la acción plástica, el arte conceptual y la locura misma. Se trata de una creación de seis meses de duración que se ha ido definiendo a medida que iba sucediendo. Arrancó en enero con El designio, la primera parte. Le han seguido luego El decreto, El orden, El tributo y Ad finitum, última parada de este viaje que se ha de celebrar entre el 1 y el 4 de junio. Prometen que la van a liar, y gorda.

LO RARO: Hasta Italia llegaron los ecos de la noticia: una obra de teatro… ¿para perros? Pues sí. Concretamente la tercera estación de Seis cartas al rey, El orden, fue concebida, y cito textualmente, "para ti, que estás a cuatro patas". Allí se congregaron todos los canes de alto pedigrí cultural, sin exclusión de raza ni religión. Pero no es lo único raro de esta historia, porque también se han hecho loas al gotelé y se han recolectado aplausos por la calle.

QUIÉN ANDA AHÍ: El teatro Pradillo oferta su espacio para artistas sin residencia y aparecen ellos, Velvet & Crochet. Esta pareja, Rafael Suárez y François Winberg, no son nuevos en esto de experimentar, pues han pertenecido al colectivo Circo Interior Bruto, que también tiene lo suyo, y ahora buscan nuevas formas de expresión.

Rompiendo el cascarón

QUÉ ES ESTO: Compañías de Francia, Italia, Alemania y España con un interés común: demostrar que el arte, el teatro, la danza, la música, la proyección de imágenes y los títeres contribuyen de manera fundamental al desarrollo de la imaginación, a la estimulación del crecimiento interior y exterior, al despertar de la curiosidad. Eso sí, lo hacen pensando en un público especial, compuesto por seres bajitos con poco pelo que hablan un extraño lenguaje: bebés.

LO RARO: Pues eso, que ya no hace falta esperar a que el niño se atiborre de aventuras disney para decidir llevarlo un día al teatro, que con 6 meses los admiten algunas de las compañías que participan en este ciclo; otras los quieren mínimo de 8 meses, y la mayoría a partir del año y medio. En cualquier caso, tendrán de ir acompañados de un adulto, claro, incluso de un pañal de repuesto.

QUIÉN ANDA AHÍ: Se trata, ni más ni menos, que del segundo ciclo de teatro para bebés que organiza el Centro Cultural de la Villa y que se está celebrando hasta el 18 de junio con espectáculos de una duración aproximada de media hora y con capacidad para entre 30 y 80 mocosos.

Tampoco es tan raro

Queda claro que aquí está habiendo un replanteamiento de la función y naturaleza del público teatral. Hay más ejemplos: Angélica Liddell quiere que los espectadores lleven radiografías, medicamentos, analíticas o historiales médicos a su performance Boxeo para células y planetas; Sol Picó te hace dar una vuelta por el recinto y luego te saca a la calle para volver a entrar a ver su Paella mixta, cocinada previamente; los Hermanos Oligor te introducen en un mini circo destartalado donde caben 30 personas para hablar de Las tribulaciones de Virginia; La Fura dels Baus directamente te invita a un barco, el Naumon, pero de estos ya no nos sorprende nada; Animalario te llevaba por un recorrido guarrete en su espectáculo itinerante Pornografía barata… Y si salimos de España, tampoco faltan alteraciones parecidas: el Hau Theater de Berlín está llevando a cabo en los últimos meses una experiencia de integración con los vecinos del barrio, de mayoría turca, a base de erigirlos en protagonistas de la actividad teatral, con sesiones culinarias, paseos alternativos por la ciudad o la invitación a donar trastos viejos con los que un arquitecto ha reproducido el barrio a escala. Toda una experiencia, como la de llegar a la sala pequeña del American Place Theatre de la calle 46 neoyorkina, bajando por un montacargas en busca de eso que llaman espectáculos íntimos y comprometidos en una ciudad que deja las rarezas artísticas para las cloacas de Broadway. Finalmente, el francés Boris Charmatz plantea en Hèâtre-élévision un pseudo espectáculo para un solo espectador, que entra en una sala donde, recostado sobre un sillón como de dentista, uno se traga un vídeo de casi una hora donde los bailarines parecen atrapados en la pantalla. En fin, ¿qué diría Lope de Vega de todo esto? Lo mismo hasta le gustaba, mira tú.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_