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Ofensiva contra la gran lacra del dopaje

Los positivos de Pérez y Heras, en la pista de Merino y Fuentes

Carlos Arribas

Fuentes de la Unión Ciclista Internacional (UCI) la consideran una teoría plausible, la experiencia de Jesús Manzano la convierte en posible y los investigadores de la trama del gran centro de dopaje sanguíneo desmontado en Madrid la consideran probable visto el sistema con que se conservaban refrigeradas las unidades de glóbulos rojos en el arcón de los pisos de Merino Batres y Eufemiano Fuentes: los positivos por homotransfusiones (sangre del mismo tipo pero procedente de otras personas) detectados el otoño de 2004 en Tyler Hamilton y en Santi Pérez pudieron deberse a un error de identificación de las bolsas.

Dado que los laboratorios antidopaje disponen de técnicas para detectar la homotransfusión, pero no la autotransfusión, el mundillo del ciclismo se sorprendió tanto o más que los propios ciclistas cuando, en septiembre de 2004 la UCI anunció los positivos de Hamilton y Pérez, ambos del Phonak. La primera pregunta que se hicieron fue por qué no habían recurrido a la autotransfusión. Se avanzaron respuestas, la mayoría evocando las dificultades técnicas, fisiológicas y de calendario. La retirada de sangre para preparar el concentrado que se transfundirá posteriormente, en vísperas de las etapas más duras, debe hacerse con antelación para que el organismo recupere el equilibrio y sus niveles hematológicos habituales. Y, se recordó entonces, aquel 2004 Hamilton decidió correr la Vuelta justo después de ser campeón olímpico en Atenas, con lo que no tuvo tiempo a extraerse sangre, recuperarse y volver.

Pero, un detalle arruinó esa teoría: la sangre olímpica de Hamilton también despertó sospechas, aunque un error impidió que se proclamara el positivo. Y, se añadió, Santi Pérez no había corrido antes de la Vuelta. Se regresó, así, al principio de la argumentación, y se recordó la experiencia descrita por Manzano, cuando por error se le transfundió la sangre de otro corredor, que no correspondía siquiera a su grupo sanguíneo y a punto estuvo de morir. Con Hamilton y Pérez el error debió de ser menor, distinta persona, mismo grupo: no hubo peligro sanitario, pero sí de detección en el laboratorio, como después comprobaron. Los dos ciclistas sufrieron una sanción de dos años, con lo que podrán correr a finales de esta temporada.

También en el arcón de los milagros parece hallarse la respuesta al positivo de Roberto Heras por EPO en la Vuelta. Se baraja la teoría de que el bejarano recurriera a la EPO semanas antes de la Vuelta, para aumentar su hematocrito antes de que se le sacara sangre y no sufrir un bajón grande. El problema, según esta hipótesis, fue que en la bolsa con los glóbulos se refrigeraron también los restos de la EPO que semanas después pasaron a su orina y de ahí al laboratorio que los descubrió.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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