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Reportaje:Vela Una nueva gesta

Tras la estela de Ellen MacArthur

La británica Dee Caffari se convierte en la primera mujer que da la vuelta al mundo en solitario, sin escalas y contra corriente

Juan Morenilla

Durante los últimos seis meses, la británica Denise Caffari, de 33 años, no ha podido dormir más de una hora y media seguida. Imposible, a no ser que se arriesgara a que su velero, el Aviva, flojeara en su titánico reto: convertirse en la primera mujer en completar la vuelta al mundo en solitario, sin escalas y con los vientos y las corrientes oceánicas en contra. Su compatriota Ellen MacArthur, cuatro años más joven, la inspiró a afrontar el desafío. En febrero de 2005, MacArthur batió el récord mundial de navegación en solitario al dar la vuelta al planeta en 71 días y 14 horas. Superó así la marca del francés Francis Joyon (2004).

En el libro Comiéndose el mundo, MacArthur cuenta su lucha contra el océano. La misma elección asumió Caffari. El viernes logró su hazaña tras 178 días, tres horas, seis minutos y 13 segundos navegando sin ayuda, sin parar y contra las corrientes marinas en un tormentoso viaje hacia el Oeste. El más difícil todavía. A bordo acumuló la comida liofilizada para su travesía y desalinizó el agua para su consumo. El correo electrónico y un teléfono eran su único contacto desde su salida el 20 de noviembre. Su horario fue espartano: nunca más de 90 minutos seguidos de descanso, cuatro horas como mucho al día durmiendo. "Es la adrenalina la que me ha permitido conseguirlo", aseguró.

La navegante superó 178 días sin dormir más de hora y media seguida gracias a "la adrenalina"

Caffari recorrió 29.227 millas marinas (casi 54.000 kilómetros) contra todo tipo de inconvenientes. El paso por el Antártico, por ejemplo, le llevó a recorrer 8.000 kilómetros de más para evitar las tormentas. Y en los últimos días una avería le obligó a conducir manualmente el velero, sin piloto automático. "Tuve que buscar fuerzas en mi interior", afirmó cuando cruzó la imaginaria línea de meta, cerca de las islas británicas. Tres compañeros se subieron al velero para acompañarla hasta su llegada a tierra, prevista para hoy.

"Deseaba interactuar con la gente, ver sus caras. Me pasé toda una noche hablándoles", dijo Caffari, que devoró la comida que le ofrecieron. "No he parado de comer desde entonces. Hay tanta variedad... Cereales con leche, fruta fresca, pan con mermelada... He comido el primer pan desde diciembre. ¡Incluso carne y verdura! ¡Y un trozo de pizza! No podía tragarlo todo tan rápido", escribía emocionada en su diario.

Dee se enamoró del mar gracias a su padre, navegante, y trabajó como profesora de educación física hasta que decidió embarcarse en el océano. Abandonó su profesión y comenzó a navegar. Incluso pasó tres meses practicando el windsurf en el Caribe. La hazaña de MacCarthur la embelesó. "La gente me mira diferente por ser mujer, pero como patrón hago lo mismo que un hombre", afirma; "soy competitiva por naturaleza".

Dee Caffari agita sus brazos de alegría a bordo del <i>Aviva.</i>
Dee Caffari agita sus brazos de alegría a bordo del Aviva.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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