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Reportaje:

El retorno del vídeo

The Big Orange se hará con parte de los centros de Blockbuster

¿Significa el cierre de Blockbuster en España el principio del fin del sector de videoclubs? Puede que no. Con su formato, más flexible y con mayor oferta de productos, los catalanes de The Big Orange, una firma fundada hace apenas ocho años en la Ciudad Condal, están mostrando que sigue habiendo clientes en un sector asolado por la piratería y las descargas de Internet. Por lo pronto, se harán con algunos de los centros que Blockbuster ha dejado vacantes en nuestro país.

La empresa catalana, que en 2005 logró una facturación de 20,6 millones de euros, prevé que este año alcanzará los 25 millones
En The Big Orange dicen que una de las claves de su éxito ha sido la apuesta por los videojuegos, que ha compensado la caída de las películas

Mansuet Guixa, 41 años, presidente de la compañía, y sus dos socios fundaron en 1998 un videoclub en el barrio de San Gervasio en Barcelona, pensado para ser el embrión de una futura cadena. Les bastó, sin embargo, muy poco tiempo a los fundadores, entonces sobre los 30 años de edad, para percatarse que, a menos que aportaran algo nuevo en su oferta, lo iban a pasar mal. Pese a su juventud, el sector empezaba a sufrir ya los efectos del top manta y de la banda ancha en Internet.

"Entre 2000 y 2002", explica Guixa, "según iniciábamos la expansión, decidimos ir cambiando el modelo, desde el videoclub clásico a un concepto más amplio, de centro de ocio. Pensamos que la clave", prosigue el empresario, "estaba en ofrecer productos a todos los miembros de la familia, desde los jóvenes hasta los mayores. Fuimos metiendo videojuegos, libros, juegos de sociedad, consolas, material para fotografía digital...".

Y no sólo The Big Orange fue, por ejemplo, la primera cadena de este tipo en España que lanzó la entrega a domicilio. "Era la época de Telepizza y vimos que era una opción más para fidelizar a los clientes", dice Guixa. El resultado es que la pequeña tienda de San Gervasio (unos 120 metros cuadrados) se ha convertido en una red que, a finales de marzo, iba por los 106 establecimientos (tres en Portugal). El año pasado se abrieron 25 tiendas y para este año se prevén otras 25, de las que ya se inauguraron ocho sólo en los tres primeros meses del año. La facturación, que alcanzó el año pasado los 20,6 millones de euros, se elevará este año, según las previsiones, hasta el umbral de los 25 millones de euros.

Nuevos puntos de venta

Dado este impulso, Guixa y sus socios no dudaron, una vez conocido el cierre de los 86 establecimientos de Blockbuster en España, en ponerse en contacto con la empresa estadounidense para quedarse con parte de las tiendas que se iban a cerrar. El próximo mes de julio abrirán cuatro nuevos puntos de venta con la enseña de The Big Orange en locales que fueron de Blockbuster. Otras dos se abrirán con plantilla procedente de la multinacional y otras 10 o 12 tiendas están siendo negociadas con los propietarios de los locales. "Podríamos habernos quedado con más", prosigue, "pero en parte de las que nos interesaban, por ser del tamaño adecuado, estar bien ubicadas o no chocar con las que ya tenemos, no hubo posibilidad de llegar a acuerdo".

En The Big Orange explican que una de las claves de su éxito ha sido la apuesta por los videojuegos. La firma cultiva especialmente a los jóvenes aficionados a estos productos. "No basta con poner los videojuegos en el lineal", apuntan en la empresa. "Hay que promover el producto, estar en contacto permanente con los jóvenes, hacer incluso corrillo con ellos". La apuesta por los juegos (cada vez más interrelacionados con las películas) ha permitido compensar el estancamiento general del mercado en el alquiler de vídeos, que cayó de 34,5 a 32,1 millones de unidades el año pasado, según la Federación para la Protección de la Propiedad Intelectual. "Al principio", dice Guixa, "facturábamos un 90% con las películas y un 10% con los videojuegos. Ahora facturamos el 55% con películas y el 45% con vídeos".

Aun así, no todo se debe a la mayor diversificación de la oferta, sino a un modelo de gestión y marketing, distinto del habitual en Blockbuster. "Se ha intentado combinar las ventajas de la franquicia (marca, aprovisionamiento más barato...) con los de la tienda dirigida por el propietario". Para lograrlo, en The Big Orange han tenido que renunciar a principios sacrosantos de la franquicia, como la homogeneidad a rajatabla.

Personalización

"Les hemos dado a los propietarios y responsables de cada tienda", dice Guixa, "la facultad para personalizar su negocio. ¿Qué significa eso? Que pueden elegir los productos que venden o alquilan y, en el caso de las películas, el tipo de oferta que tienen. No es lo mismo estar en un barrio de clase media, en un pueblo con gente mayor o en una zona de inmigrantes. No puedes ofrecerles las mismas películas". La autonomía va tan lejos como para permitir que algunas tiendas tengan entrega a domicilio y otras no, o que algunas tengan cibercafé y otras no.

Una de las características de la empresa es la búsqueda constante de nuevas fórmulas de negocio. Estos días está introduciendo máquinas móviles para alquiler de vídeos e implantando un mercado de segunda mano. La prueba, dicen, de que su formato funciona "es que éste será el gran año de nuestra expansión". Dispersa ya por toda España, la empresa pretende ir cubriendo el resto del territorio, especialmente la zona norte.

Mansuet Guixa, presidente de The Big Orange.
Mansuet Guixa, presidente de The Big Orange.

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