El Liverpool gana otra final increíble

El Liverpool está preparado para el drama y a Steve Gerrard le apetecen las emociones fuertes. Dos impresionantes remates de su estrella rescataron al Liverpool en la final de la Copa inglesa, resuelta por los reds en la rueda de penaltis. El resultado recordó una final inolvidable: empate a tres, el Liverpool siempre por detrás, la prórroga de media hora, los penaltis y la victoria. Aquélla se jugó hace un año en Estambul. La víctima fue el Milan. Ésta se jugó en Cardiff, con toda la pompa que acompaña al partido que coronó el torneo más antiguo del fútbol. La víctima: el admirable West Ham.

Antes del comienzo de la temporada, el equipo cockney por excelencia parecía condenado a un año amargo. La realidad ha sido diferente. Ha confirmado que su cantera es una de las más productivas de Inglaterra, con chicos como Anton Ferdinand o Reo Coker que han honrado la tradición del equipo que alumbró a Bobby Moore, Martin Peters, Geoff Hurst, Trevor Brooking, Frank Lampard, Rio Ferdinand y Joe Cole. No es un panteón cualquiera de jugadorazos. Al West Ham le sobra tradición, le falta dinero y tampoco anda sobrado de suerte. Padeció la versión más demoledora de Steve Gerrard, que participó en el primer gol y firmó los dos siguientes del Liverpool, dos remates tremendos que tuvieron algo más que el don de la oportunidad. El segundo llegó en el último minuto del encuentro, cuando la hinchada de los hammers celebraba el título. Gerrard lo impidió con un golazo impresionante que provocó una sensación de incredulidad.La final resultó magnífica por emocionante. Como siempre, el duelo estuvo precedido por todo el ornato que convierte al fútbol inglés en algo muy especial. El príncipe Guillermo presidió el partido, que arrancó después de la interpretación del himno inglés. Lo cantó Michael Ball, ex lateral del Everton. La hinchada del Liverpool lo tomó como un mal presagio. Comenzó el juego y pronto se observó que Xabi Alonso no está totalmente recuperado de su lesión. Por si acaso, siempre tenía cerca a Ashton, el delantero centro del West Ham. Su misión pretendía impedir el fluido fútbol de Alonso. Lo consiguió. Ashton fue el mejor de su equipo hasta que fue sustituido por Bobby Zamora. Allí empezó el derrumbe del West Ham, que se adelantó tras un error de Alonso en el pase y de Carragher en el despeje. Reina se apuntó al desconcierto con una grave equivocación en un remate sencillo.

Pero el Liverpool quiere proezas. Cissé marcó el primero, con un excelente remate que coronó un gran centro de Gerrard. El segundo lo anotó Gerrard, decidido a protagonizar la tarde. Morientes había sustituido al decepcionante Crouch, un flaco de dos metros que Eriksson pretende convertir en titular de la selección. Se volvió a adelantar el West Ham. Pero en el último minuto, Gerrard marcó uno de los goles del año con una volea perfecta. En la prórroga sólo hubo tiempo para la redención de Reina, autor de una acción extraordinaria. Salvó al Liverpool y lo volvió a salvar en la tanda de penaltis. Detuvo tres de cuatro y salió como un héroe del partido. Gerrard salió como un rey.