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Rodrigo Rato, actor

El director gerente del FMI interpreta al rey Alfonso VII en 'La venganza de Don Mendo'

Yolanda Monge

La venganza de Don Mendo o Cómo ver a Rodrigo Rato convertido en Alfonso VII. Ambos títulos hubieran sido válidos a tenor de la expectación que despertó en Washington el saberse que el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) tenía un papel real en la obra de Pedro Muñoz Seca. Más de 300 personas, algunas sentadas en sillas de tijera, ya que la demanda superó con creces a la oferta, recibían entregadas a las 9.50 en el tercero de los cuatro actos al ex vicepresidente y ministro español. "Cese ya el atambor, que están mis nobles cansados de redobles, y yo ahíto de tanto parchear y tanto pito", respondió el dirigente del FMI ante el grito de "¡Se acerca el rey!" y la expresión de júbilo suscitada por su presencia.

"Ay, mi gentil Magdalena, esclavo llámame", recitó Rodrigo Rato, y muy bien. "Cuando el amor azota y lanza un dardo cruel, se rinde el rey, y se rinde la jota". Risas. Porque la risa fue la principal espectadora. Ver al diplomático de la Embajada española en la capital de Estados Unidos, Juan José Buitrago, transformado en un magnífico Don Mendo; a su esposa, Victoria Peña, convertida en la cruel "Madalena" (sin ge) -además de dirigir la obra-; al también diplomático Fernando Prieto en el papel de Moncada; al corresponsal de Radio Nacional, Magín Revillo, actuar de Manfredo; a su mujer, Nuria Guitar, bordar el papel de la marquesa de Tarrassa fue todo un espectáculo ante el que quitarse el sombrero. "Actores de la política y de la economía internacional", como fueron presentados. Imposible no mencionar la profesional puesta en escena como Don Pero del ex secretario de empleo Juan Chozas, que a punto estuvo de no contener su propia risa cuando exclamó antes de quitarse la vida clavándose su propia espada de plástico en el pecho: "Como no aguanto más rato, me mato".

De su estreno en 1918 en Madrid hasta que se levantó un telón inexistente en el teatro Gala, un pequeño centro del arte hispano en el corazón de Washington van 88 años. Como no se trataba de pedir dinero al FMI, un grupo de amantes del teatro decidió poner en escena la tragedia clásica del dramaturgo de El Puerto de Santa María para así recaudar fondos para remozar la cúpula de la sala. En el reino de lo políticamente correcto, Muñoz Seca y los actores que pusieron voz en la noche del martes al astracán recitaron aquel famoso verso de "¿Pero qué has hecho, maldita mora?, ¿en quien me vengo yo ahora?". Chapeau a Marta Cartón, en su personaje de la mora Azofaifa, enamorada de Don Mendo, un noble sin recursos al que la desgracia y un amor no correspondido (el de la casquivana Madalena) convierten en convicto, luego en prófugo y después en trovador a raíz de la traición de su amada, de la que jura vengarse.

En pie toda la sala, aplaudió y lanzó rosas al amateur elenco. Aplaudió el embajador español en Washington, Carlos Westendorp. Aplaudió el ex portavoz del FMI Tom Dawson. "¡Pero qué bien ha estado Buitrago!", se oía entre las señoras ataviadas para ir al teatro o de paseo por la calle Mayor. "Gran papel el de Rato". Grande, pero, sin duda alguna, diferente.-

Rodrigo Rato y Victoria Peña, directora de la obra, durante la representación de <i>La venganza de Don Mendo.</i>
Rodrigo Rato y Victoria Peña, directora de la obra, durante la representación de La venganza de Don Mendo.EFE

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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