Después de la piedra, naturaleza y sol
Estimulantes rutas a menos de una hora de Santiago de Compostela
En los últimos diez años, Santiago de Compostela se ha llenado de visitantes, sobre todo extranjeros, cuyo objetivo principal no es otro que la ciudad en sí misma, en la que buscan algo más que un simple lugar de esparcimiento cuando el tiempo chafa la playa. El caso es que Santiago no es muy grande -la zona histórica se recorre sin esfuerzo en un día- y que tanta monumentalidad y tal exhibición de fortaleza granítica pueden acabar fatigando la vista o el espíritu. Por eso se está haciendo habitual que los turistas que se quedan varios días en Santiago, cuando necesitan un descanso de la piedra, se tomen un respiro con alguna escapada a los alrededores. A menos de una hora de la ciudad, el menú de playas a escoger es casi inabarcable. Y más cerca aún hay lugares estupendos para pasear por el bosque junto a la frescura de un río o recrearse en las nostalgias aristocráticas de algún viejo pazo.
1 A vista de pájaro
La primera excursión permite prescindir tranquilamente del coche. Basta con subir andando al monte Pedroso, la más alta de las colinas que rodean Santiago, donde se ha construido un parque que hace más agradable la contemplación de la ciudad a vista de pájaro. El paseo atraviesa uno de los barrios donde la política de rehabilitación arquitectónica ha rendido frutos más visibles. En la zona de Carme de Abaixo, el convento de las oblatas se ha convertido en un hotel de cinco estrellas, y las viejas instalaciones de una fábrica de salazón, una vaquería y una curtidora acogen viviendas de trazos vanguardistas. En las proximidades hay también un edificio modernista que se transformará en centro social, y el arquitecto Jean Nouvel prepara la construcción de una residencia geriátrica y de otro parque público.
2 Versalles a pequeña escala
Apenas a media hora de coche, en el municipio de A Estrada, está el pazo de Oca, tal vez el más famoso de Galicia, construido en el siglo XVII sobre las ruinas de una fortaleza feudal. La imaginación popular lo ha llamado el Versalles gallego, una hipérbole que, tras visitarlo, cualquiera estaría dispuesto a justificar. Todo el romanticismo decadente de ese mundo de esplendores perdidos que retrataron Emilia Pardo Bazán o Valle-Inclán se condensa en el pazo de Oca. Sólo está permitida la visita a los jardines, pero con ver simplemente los estanques, abastecidos por un acueducto de lujosos labrados, la visita ya estaría amortizada. Y además hay torreones, avenidas de castaños y camelios, laberintos de setos y zarzas resplandecientes de rosas. Muy cerca de Oca se encuentra otro pazo célebre por sus jardines, el de Santa Cruz de Rivadulla, propiedad del ex general, condenado por el 23-F, Alfonso Armada, un experto cultivador de camelias.
3 Entre dos ríos
La gran comarca agrícola que rodea Santiago está delimitada por dos ríos importantes: al este, el Ulla, y al oeste, el Tambre. Las tierras del valle del Ulla, que acogen los dos pazos ya citados, son feraces y producen uno de los mejores orujos de Galicia. Una visita muy popular, a media hora de la ciudad, es la de O Xirimbao, en la parroquia de Pontevea, donde hay un puente colgante y se puede pasear entre la maleza por las orillas del río donde le soltaban a Franco, cinco minutos antes de que lanzase la caña, aquellos formidables salmones sobre los que erigió su dudosa fama de pescador. A otra media hora desde Santiago, en dirección contraria, está Ponte Maceira, que pertenece al municipio de Negreira. Hay una cascada donde la gente se baña en verano, paseos junto al Tambre y un molino rehabilitado como restaurante.
4 Sierra y mar
La península de Barbanza está a 45 minutos en coche y reúne elementos muy típicos en Galicia: paisajes maravillosos junto a los más detestables horrores urbanísticos. Tiene muchas playas, una de las mejores, la de O Vilar, en Ribeira. Y sobre todo tiene el monte de A Curota y las dunas de Corrubedo. La subida a la Curota también remueve conciencias: los incendios han barrido el bosque y han desencarnado el suelo hasta alcanzar su esqueleto de roca. Pero aún resisten las manadas de caballos salvajes y el solitario busto de Valle-Inclán asomado a un horizonte de postal. La Curota es un mirador que la naturaleza colocó al borde de la ría de Arosa, cuya belleza apacible resplandece vista desde lo alto: el mar detenido en una calma irreal, una superficie lisa y tersa como un lago helado que sostiene las islas rocosas y la gran flota negra de las bateas de mejillón. En un día claro, una especie de éxtasis. Descendiendo unos seis kilómetros está el parque natural de las dunas de Corrubedo, con una zona húmeda que es refugio de aves y una gran loma de arena, antesala de una playa que bajo el sol del verano adquiere fulgores casi caribeños.
5 Mar y mar
Las playas más cercanas a Santiago -35 kilómetros- son las de los alrededores de Noia. Un poco más al norte, a una hora desde Compostela, se llega a Muros, que ha logrado un equilibrio milagroso: explota mucho el turismo sin renunciar, de momento, a su calidez de pueblo marinero. Muros derrocha playas y una sublime oferta de tapeo. Pero el arenal más deslumbrante y más largo de Galicia está a otra media hora de viaje hacia el norte, en Carnota, el umbral de la Costa da Morte. En esa costa agreste y arrebatadora sopla con fuerza un viento salado, la mejor manera de airear el cuerpo antes del retorno al hermetismo de la piedra de Santiago.
GUÍA PRÁCTICA
Información- Oficina de turismo de Santiago de Compostela (981 55 47 48, y www.santiagoturismo.com).- Santiago Reservas (www.santiagoreservas.com, y 902 190 160) es la central de reservas hoteleras de la ciudad.- www.comarcasantiago.com incluye información y links de los municipios más cercanos a Santiago de Compostela: Teo, Brión, Boqueixón, Vedra, Val do Dubra y Ames.- Turgalicia (www.turgalicia.es, y 902 200 432).
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