"Ningún género es menor cuando se hace con el alma"

El triunfo de César Sarachu, el apocado pero entrañable Bernardo Marín de Camera café (21.20, de lunes a jueves, Tele 5), llega de lejos: vasco de nacimiento, reside a muchos kilómetros de la máquina de la oficina, en Estocolmo, desde donde se desplaza a Madrid un par de veces por semana para grabar los sketches que le han hecho popular entre los espectadores. En Suecia trabaja como actor de teatro, y además ya ha participado en siete películas y en algún cortometraje. Pronto se le podrá ver en nuevos filmes, pero no abandona el elenco de la serie creada por Luis Guridi, uno de los miembros de la cinematográfica La Cuadrilla.

Pregunta. ¿Cómo llega usted al reparto de Camera café?

Respuesta. Por obra de Luis Guridi. Él me ofreció participar, nos conocíamos de haber trabajado juntos. Con él he hecho los cortos de Los güebones, que se encuentran en Internet; insistió en especial ante los productores, a quienes asustaba un poco eso de que yo viva tan lejos.

P. Camera café ha logrado que coincidan crítica y público. ¿Hay algún secreto?

R. El mérito es de Luis Guridi, que como director es excepcional. Y además contamos con un equipo de guionistas magnífico; la idea, el formato, ya venía de Francia e Italia, pero ellos consiguen adaptarlo a nuestra realidad de una manera increíble. Por otro lado, creo que Camera café juega con el atrevimiento: es muy arriesgado contar con unos actores que son casi todos desconocidos.

P. ¿Y Bernardo? ¿Por qué cree que se ha convertido en un personaje tan querido?

R. Bernardo es un niño de 40 años. Es el desequilibrio en persona, pero resulta gracioso porque es un ingenuo, y eso se nota más al estar siempre rodeado de esa gente tan cruel; creo que es casi inevitable que se haga simpático, a los mayores les gusta por su naturalidad y por su transparencia y a los niños porque en el fondo tiene algo de payaso.

P. ¿Cuándo regalarán los guionistas a la audiencia un beso entre Bernardo y Mari Carmen?

R. Uf, creo que se va a hacer esperar. No sé, si llega a pasar a lo mejor es hasta un anticlímax. Ellos viven su amor a su manera y así son felices.

P. Como actor, ¿le resulta una dificultad añadida un formato que exige actuar en un solo plano fijo?

R. Sobre todo, es cuestión de costumbre. Es cierto que es un formato inusual, porque mezcla la frontalidad del teatro con la cámara de la televisión. Guridi es quien está pendiente de la cámara, nosotros ya nos hemos acostumbrado, pero la dificultad reside en el hecho de que sólo sea un plano que dura lo que dura el sketch: tiene que salir bien a la primera porque no se puede cortar.

P. ¿Los guiones son férreos o se les permite la improvisación?

R. Durante el rodaje no hay mucho espacio para improvisar, trabajamos a un ritmo muy vivo y todo ha de estar ajustado. Antes de la grabación sí, cuando nos reunimos con Luis y los guionistas podemos aportar algo.

P. ¿Cómo es la relación entre tantos actores como los que componen el reparto?

R. El ambiente es muy distendido, hemos logrado muy buena química, necesaria sobre todo en comedia. Pero eso es marca de la casa de Luis Guridi. Siempre tiene claro que no le basta un buen actor, sino un buen actor de equipo.

P. ¿Cómo ve usted esa especie de reparo que se tiene hacia los actores de televisión, a los que se considera menores?

R. La televisión no es un género menor, en absoluto. Ninguno lo es cuando se hace con el alma, ya sea teatro, cine o televisión. Además, como actor, lo ideal es trabajar en todos los medios posibles.

P. ¿Queda mucho tiempo de Bernardo en Camera café o tiene usted más proyectos?

R. Hay Camera café para rato. Aún he de hablar con los productores, pero yo estoy disfrutando mucho. Proyectos hay, lo más inmediato es una película que rodaré en París en junio y julio. Y, por supuesto, siempre tengo el deseo de hacer cine en España.