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Reportaje:Fútbol | Semifinales de la Liga de Campeones

Giuly, la tercera alternativa

El delantero francés, al que Messi y Larsson han relegado muchas veces al banquillo, despliega un juego brillante y materializa el triunfo del Barça

Àngels Piñol

Ronaldinho, que hasta entonces no había dado lo mejor de sí mismo, aguantó el balón ante la presencia de Gatusso y se inventó un pase magistral al espacio que quedó colgado entre el centrocampista y Nesta. Y allí estaba el rapidísimo Giuly, que empalmó el zapatazo más difícil de su vida: lo colocó en la escuadra y resultó imparable para el siempre cuestionado Dida. San Siro, que se desgañitó con su suerte esquiva, se quedó de piedra mientras la segunda gradería del estadio, donde estaban situados los hinchas del Barça, celebró con júbilo el golpe de fortuna. El gol fue como una bendición porque no pintaba bien el partido para el Barcelona que se encontró con un fantástico gol del hombre al que casi nadie esperaba, porque Giuly, en condiciones normales, habría sido, tras Messi y Larsson, el tercer candidato en ocupar la banda derecha.

Pero el argentino, por sus prisas por volver tras consagrase en Stamford Bridge, recayó de su lesión y debió ver el éxito de su equipo desde Argentina. Y el sueco, desde Barcelona: sufrió el viernes pasado ante el Villarreal una elongación muscular que le impidió jugar en Milán. Eso ocurrió al poco de empezar el partido y el francés, un tipo que tiende a desanimarse con facilidad, al que le costó superar que una vez llegado al Camp Nou le quitara el sitio el adolescente argentino que deslumbró al mundo, supo entonces que sería titular en San Siro. Ya jugó de perlas ante el conjunto amarillo. Y ayer, a la segunda vez que lo probó en el partido, fue gol.

El factor físico

"Ronaldinho me ha servido un pase magnífico. Sólo he tenido que definir bien", explicó Giuly. "Hemos ganado gracias a que estamos mejor físicamente que ellos. Este factor ha sido clave y nos ha ayudado en la segunda parte a superar a un equipo que ha demostrado su calidad y al que es muy difícil ganar en San Siro".

Giuly se negó el domingo a aparecer ante los micrófonos del Camp Nou. No quiso protagonismo porque quizá tenía más claro que nadie que ayer tenía que ser su día. Este año apenas había disputado los partidos grandes. Messi le desplazó en el estadio Bernabéu de la titularidad y apenas había participado en las dos últimas rondas de la Liga de Campeones. No jugó ante el Chelsea en los octavos de final: estaba lesionado en Stamford Bridge y se quedó en el banquillo en el encuentro de vuelta ante los ingleses en el Camp Nou. Algo similar le sucedió ante el Benfica: sólo jugó 14 minutos en el estadio de Da Luz y los últimos cinco minutos en el encuentro de vuelta de los cuartos de final. Y ayer, el único azulgrana que, junto a Deco, ha participado en una final de la Liga de Campeones, estaba en el equipo titular.

La afición rossonera se fue desesperando durante la primera hora de partido cuando Gilardino, por dos veces, y Shevchenko, desperdiciaron clarísimas ocasiones de gol. Y en eas aparecieron Ronaldinho y el rapídimo Giuly, que desarbolaron a la experta pero madura defensa milanista. El estallido de alegría del delantero francés fue supremo. Era su primer gol en la Liga de Campeones de este año que vale su peso en oro. Con el viento a favor, Frank Rijkaard lo relevó minutos después por Iuliano Belletti, para reforzar la línea defensiva. "Giuly ha trabajado de una forma colosal en la primera parte. Visto su ritmo, no podía jugar los 90 minutos del partido. Ya habíamos pactado el cambio pero antes ha marcado. Ronaldinho le ha hecho un gran pase y él, con su verticalidad y desmarque, ha marcado un gran gol", elogió el entrenador holandés al delantero francés.

Giuly remata para conseguir el gol.
Giuly remata para conseguir el gol.REUTERS

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