"La dieta es humildad y agresividad"
Barcelona
Han dado las dos y Puyi sigue en el Camp Nou. Llegó el primero y se irá el último. Una sesión de gimnasio, el entrenamiento, un acto en apoyo de los veteranos y después las entrevistas. Cosas de un capitán que se cuida tanto a sí mismo como al equipo y al club.
Pregunta. Hace tres años, el Barça cambió de presidente, de entrenador y de jugadores y pasó de ser un equipo perdedor a ganar la Liga, título que está a punto de revalidar, y a disputar la Liga de Campeones. Uno de los pocos hilos conductores entre dos etapas tan opuestas es el capitán. ¿Cómo explica un cambio tan radical?
Respuesta. No ha sido fácil. La directiva, por qué no decirlo, ha hecho un trabajo muy bueno con el equipo; sobre todo, porque renovó el plantel y acertó en los fichajes, que siempre es lo más difícil. El entrenador es otra clave. La junta lo mantuvo cuando lo fácil era echarle, con todos los jugadores detrás de él, al poco de llegar. El compromiso de los futbolistas con una idea de juego también ha ayudado. En todo proceso hay varias decisiones que cuando se alinean en una misma dirección acostumbran a crear buenas dinámicas.
"Desde pequeño admiro al Milan. Me gusta su manera de trabajar. Me identifico con su cultura del esfuerzo. Nadie mejor que Maldini para expresar por qué me gusta ese equipo"
P. ¿Cómo aguantó usted?
R. Fue durísimo. No me gusta nada perder y menos con el Barça. Me desanimé mucho. Duele porque ocurre en tu club, cosa que, por otra parte, es seguramente el motivo por el que no tiras la toalla.
P. No todos los jugadores tienen su fuerza de voluntad, sentido de la militancia y profesionalidad. Únicamente ha sido expulsado dos veces, y una aún está recurrida; no comete penaltis, apenas concede faltas, difícilmente se lesiona y, sin embargo, ejerce de central. Aunque se puede discutir sobre su juego, su liderazgo es irreprochable. ¿Actúa así porque es su forma de ser o porque es el capitán?
R. Las dos cosas. Ser capitán es una responsabilidad, y más en el Barça, pero los compañeros ayudan mucho. Trabajo al máximo dentro y fuera del campo. Mi vida es el fútbol. Quiero estar muchos años al más alto nivel y para mantenerse es necesario aprender, mejorar, cuidarse. Mi forma de entender el deporte no pasa sólo por esta bien en los partidos y los entrenamientos, sino que procuro atender al descanso, la alimentación, la preparación. Un ejemplo: también hago pilates; me ha ido muy bien para mis problemas de espalda.
P. Hay quien cree precisamente que se exige demasiado en el campo y que su despliegue físico no siempre se corresponde con las necesidades del juego.
R. Nuestro juego nos obliga a actuar con mucha concentración. Hay que estar atentos a las coberturas. Yo sé que se me tiene por un jugador físico, pero también he mejorado mucho táctica y técnicamente. Hay que tener en cuenta que llegué tarde al fútbol: entré en el cadete del Barça cuando lo normal es que empieces con seis o siete años. Te falta la base, la escuela, la referencia, el trabajo diario del entrenador-especialista.
P. ¿Ya se olvidó del puesto de lateral?
R. Manda el entrenador. Creo que puedo ayudar más al equipo como central que como lateral.
P. El juego del Barça no es fácil de interpretar para un central.
R. Nuestra forma de jugar es complicada. Trabajamos mucho defensivamente. El míster ha insistido siempre en la organización del equipo. Hay que ser ordenados. Necesitamos jugar con las líneas muy juntas y cuanto más cerca del área contraria mejor. Hay que sincronizar los movimientos y prestar mucha atención a cada jugada. Nuestra suerte es que los delanteros, que marcan las diferencias en el ataque, son también defensas. A un central le resulta más fácil su tarea cuando el ariete es su primer colaborador. Uno marca la línea de presión y el otro tira la línea del fuera de juego. La clave está en no dudar porque la suerte de la jugada se decide en un segundo.
P. El Barça fue siempre un equipo con tanta vocación ofensiva que apenas practicó la defensa. ¿Con Frank Rijkaard es diferente?
R. Somos un equipo serio defensivamente, aunque por nuestra vocación ofensiva podemos parecer vulnerables. Rijkaard ha sido capital en la transformación. Es holandés y conoce también la cultura futbolística italiana. No es extraño, por tanto, que el Barça pretenda desequilibrar los partidos con sus delanteros a partir de una buena organización entre los medios y los delanteros. Me parece una gran combinación. Y, por otra parte, tenemos distintas variantes de juego.
P. ¿Como jugar con un pivote ofensivo o defensivo?
R. Sí. Depende. A veces, el rival pone un media punta con mucha movilidad, profundo, que cae a los lados y genera espacios, y requiere de un medio contundente. Hay que ser, en cualquier caso, cuidadoso con los juicios. Xavi e Iniesta, por ejemplo, no son tan fuertes físicamente como otros centrocampistas y, sin embargo, recuperan muchas pelotas porque son muy listos.
P. Al equipo se le reprochó un exceso de jogo bonito y después se ha observado que está fatigado. ¿Por qué le cuesta tanto cambiar de marcha?
R. Aunque el número de ocasiones no ha disminuido, nos cuesta más meter goles. El equipo no está tan fresco como al inicio, pero no está mal; anda en la misma línea que los demás a estas alturas de campeonato. Ha habido, además, lesionados.
P. ¿No se han dejado ir en algunos partidos después de comprobar que no tienen rival en la Liga?
R. El equipo sabe que no se puede relajar. Un jugador azulgrana, tal y como está concebido el equipo, no puede conectarse y desconectarse a su antojo, sino que debe mantener un ritmo y una trayectoria. Otra cosa es que un día estés mejor que otro.
P. El aficionado medio se identifica con la manera de entender el juego del Barça. El capitán ofrece una imagen saludable, el entrenador es un tipo tranquilo, la estrella es buena gente... ¿Hay algún síntoma del vestuario que le preocupe?
R. Tanto en el equipo como en el club somos gente joven, con ganas y ansias de ganar. Aunque se puedan conseguir títulos, el reto es continuar siendo hacendosos y, sobre todo, humildes. En el momento en que pensemos que somos los mejores empezará el deterioro.
P. El Milan exigirá la mejor versión del Barça. Usted siempre ha admitido ser un admirador incondicional del equipo italiano. Tanto que, si no jugara en el Barça, le gustaría hacerlo en el club rossonero. ¿A qué viene tanto cariño?
P. Sentimentalmente, siempre he sido barcelonista, pero desde pequeño admiro al Milan. Me gusta su manera de trabajar. Me identifico con su cultura del esfuerzo. Nadie mejor que Maldini para expresar por qué me gusta el Milan. A sus 37 años, sigue siendo un referente como defensa, como persona, como rossonero. Me motiva la madurez y experiencia de sus defensas. Procuro no perderme ninguno de sus partidos. Aprendo siempre.
P. Ya sabrá, pues, cómo marcar a Shevchenko, Kaká, Inzaghi...
R. Shevchenko es uno de los mejores delanteros del mundo. Al igual que Ronaldo, no perdona. Es capaz de ganar un partido él solito. Kaká es un enganche muy elegante. Me encanta su manera de jugar, te hipnotiza. Si le concedes espacios y te encara, resulta peligroso. Inzaghi sabe buscarse la vida sin la pelota. Es un oportunista que tiene el don del gol. Mira su tanto al Lyon: la pelota va de un palo a otro para acabar en su puntera. Es muy difícil de marcar. Te busca la espalda, juega al límite del fuera de juego y es peligrosísimo. Parece que está malo y no estará. Jugaría Gilardino, otro peligro.
P. ¿Parece que tiene el partido muy visualizado?
R. Me gusta saber qué jugador tengo delante, a quién me enfrento, prever cualquier situación. Quiero saber si es un delantero que sale por la derecha o la izquierda; si dispara rápido o le va mejor el uno contra uno; si debo aguantarle, flotarle, dejarle o encimarle; si es rápido o lento. Procuro tener esa información y, si no, la pido. Luego, claro, está la charla del míster, los vídeos, esas cosas. El Milan es completo, fuerte defensivamente y desequilibrante en el ataque. Jugaremos dos de los mejores equipos.
P. El Milan es un modelo de toda la vida o, al menos, de los últimos años. El Barça, en cambio, parece el equipo del momento.
R.. A la mayoría de los jugadores les haría ilusión estar en el Barça porque es un club histórico que ahora tiene un equipo que juega bien al fútbol. Yo siempre decía que me habría gustado estar en el Milan por el mismo Milan, por Maldini, por sus jugadores. Ahora lo pienso del Barça por el propio Barça, por Ronaldinho, por Eto'o, por Deco, por Xavi, por Messi..., por todos. Tenemos grandísimos jugadores; para mí, los mejores. Pocos equipos juegan como nosotros, con una defensa adelantada, con tanta posesión del balón, siempre dispuestos a recuperarlo de manera rápida y lejos de nuestro marco. Somos un equipo agresivo que funciona desde la humildad. La dieta es humildad y agresividad. ¡Vamos a por el partido! Mejor correr esa aventura a partir de un fútbol bonito que aguardar acontecimientos.
P. ¿Qué tal les vendría Henry?
R. Es una cosa que yo no debo decidir. Es uno de los mejores delanteros del mundo, marca diferencias y, como tal, es interesante para el Barça. No he jugado nunca contra él, pero le he visto muchas veces. Lo que hay que saber es si el club quiere ficharlo y, sobre todo, que el entrenador esté de acuerdo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.