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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

"¡Estamos hambrientos!"

Paunovic, goleador del Getafe, critica al Madrid "por preocuparse del Barça más que de sí mismo"

José Marcos

Tras un entrenamiento severo a las órdenes de Bernd Schuster, ¿qué mejor que compartir una tortilla de patatas con los compañeros? Así es Veljko Paunovic (Strumica, Serbia; 28 años), goleador de rachas y siempre risueño. "De lo que de verdad tenemos hambre es de ganar al Madrid, de quitarnos el mal sabor de boca que nos dejó perder en el Bernabéu... Después de fallar las ocasiones que fallamos, del penalti que me hizo Pavón y no pitaron, ¡estamos hambrientos!", se relame. Alguno lo pensará, pero Paunovic no fanfarronea; el Getafe es, con 46, el tercer equipo que más goles celebra. Por detrás, claro, del Barça (72) y el propio Madrid (57). "Schuster nos da mucha libertad de movimientos al atacar. Y eso se nota en la creatividad, en la improvisación, en los tantos", se enorgullece.

"No creo que al Madrid le falte motivación", opina Paunovic que, racional del estómago, entiende que "Sergio Ramos, Baptista o Robinho, que no han ganado nada con él, también deben de andar con hambre". Algo tiene el Getafe que se le atraganta al Madrid: el curso pasado la escuadra entonces de Quique Flores le dio la puntilla liguera. Paunovic apunta que los males del madridismo son "preocuparse más del Barça que de sí mismo". Que se lo digan a él, experto en levantarse tras mil tropiezos. "He demostrado lo que puedo hacer si me dan continuidad en mi posición", dice el artillero. Con diez dianas en la Liga, "más tres en la Copa", ha desterrado su fama de futbolista errante. Sale a un gol por encuentro en los siete últimos. O no marca o lo hace a pares. Así se lo aprendieron el Zaragoza, Osasuna y el Málaga.

Atrás quedan sus amargos inicios, el ir y venir. Eso es lo que, a su entender, le sucedió en el Atlético, al que llegó procedente del Partizán con apenas 18 años y de la mano de Radomir Antic. Cedido en su primera temporada, en los años siguientes alternó el filial y el primer equipo rojiblanco. Hasta que en la campaña 1998-99 se le cedió al Mallorca. Ahí comenzó su peregrinaje por el Oviedo, el Tenerife y el Hannover, alemán, incluyendo vueltas infructuosas al Calderón. "La última vez, [César] Ferrando no confiaba en mí. Así que me fui a jugar el resto del tiempo que me quedaba, seis meses, a Alemania". Fue la peor etapa de un trotamundos que en 15 años ha sudado la camiseta de nueve clubes.

Entonces surgió el interés del Getafe. Si al principio apenas contaba en los esquemas de Schuster, ahora es indiscutible. También es verdad que le han beneficiado las lesiones de Riki y los problemas musculares de Güiza. Y, más que nada, que se "espabiló", que ya no está "estreñido". Para nada. Desde que hace cinco meses el preparador recomendó a sus pupilos que "apretasen el culito" -en su jerga, que convirtieran alguna de las decenas de oportunidades que creaban-, Paunovic se ha convertido en una pieza fundamental. "El mejor Paunovic es el que actúa como delantero. Lo que me pasa es que, como soy polivalente, los técnicos me utilizan para reemplazar a los lesionados o amonestados. Y entonces mi rendimiento no es el mismo", responde con las botas afiladas. Con seis partidos por delante, saborea su mejor registro en España desde los 18 que anotó en Segunda con el Tenerife, que le convierte, "por fin", en el goleador del equipo. "Era un poco raro que Pernía [con 9, como Güiza], un lateral, fuera el mejor. Pero aquí no hay envidias. Lo importante es el equipo. Esos piques no valen", cuenta serio. Porque Paunovic si a algo es reacio es a las estadísticas. "Estoy orgulloso de mi trabajo. Por ejemplo, de cuando marqué seis goles con el Atlético en la segunda vuelta porque en la primera estaba en el filial, en el que hice ocho. Catorce no están mal, ¿no?", lanza.

Lanzado, aspira a debutar con la elástica serbia: "Jugaría donde hiciese falta". En parte, por sus recuerdos de una infancia trágica, del maldito avispero de los Balcanes, de cómo por culpa de la guerra Dinamarca sustituyó a la selección de Yugoslavia en la Eurocopa de 1992. "En un conflicto no hay ni mejores ni peores", zanja sin comprender aún cómo el Estado que se fragmentó violentamente a la muerte de Tito no siguió el modelo pacífico de la Unión Soviética o el de Checoslovaquia: dividirse sin muertes, sin genocidios. "Todas las partes cometen atrocidades. Los serbios nos equivocamos al elegir a Milosevic", recalca Paunovic, "afortunado de haber evitado al venir tan joven a España muchos de aquellos males". "¿Pero qué culpa tiene mi generación? Hemos crecido bajo el embargo, envueltos en el odio... El pueblo serbio ya ha pagado bastante", protesta. "Por eso, como deportista, debo dar una buena imagen de mi gente", concluye Paunovic, responsable directo de que el Getafe haya sumado tres victorias consecutivas. "¿Y por qué no una cuarta?", se relame de nuevo.

Paunovic
PaunovicEFE

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Sobre la firma

José Marcos
Redactor de Nacional desde 2015, especializado en PSOE y Gobierno. Previamente informó del Gobierno regional y casos de corrupción en Madrid, tras ocho años en Deportes. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Trabajó en Starmedia, Onda Imefe y el semanario La Clave.

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