El alma blanquiazul

Lleva casi toda su vida en el Espanyol y las ha pasado de todos los colores. Suma 104 goles en 249 partidos en blanquiazul. Alguno de ellos ha servido para salvar al equipo del descenso y algún otro para ganar partidos decisivos, como la final de la Copa frente al Atlético de Madrid hace seis años. En las situaciones de mayor compromiso, como la de hoy, se acentúa su importancia para su conjunto y su afición. Raúl Tamudo (Santa Coloma de Gramenet, Barcelona; 1977) demostró una vez más su extraordinaria trascendencia el pasado domingo en un encuentro de la Liga precisamente frente al Atlético.

No del todo recuperado todavía de una lesión en los músculos isquiotibiales de la pierna izquierda, Tamudo empezó en el banquillo. Marcó el Atlético. El lance se le escapaba al Espanyol, a un paso de los puestos de descenso. Miguel Ángel Lotina decidió entonces arriesgarse. Recurrió a él. Apenas había pasado unos minutos en el césped cuando Tamudo vio que De la Peña tomaba el cuero en el centro del campo y se perfiló junto a la banda izquierda; controló el pase medido de su compañero y, a su vez, metió un centro que sólo precisó que Pandiani pusiera la cabeza para conseguir el empate.

Muy querido por los aficionados y siempre atendido por la directiva, que le renovó su contrato en 2005 hasta 2010, Tamudo se ha sentido en ocasiones presionado. Esta temporada, tras sufrir varias lesiones, fue objeto de críticas que le llevaron a quejarse: "Me duele que duden de mí".

El tiempo le ha dado la razón. Ha recobrado la confianza de los seguidores, suma nueve goles en la Liga y vuelve a estar motivado. "Es un momento histórico en el que cualquier futbolista sueña desde pequeño. Lo único que cambia respecto a la Copa de 2000 es que ahora, si ganamos, seré yo quien recoja el trofeo", afirma el capitán y alma máter blanquiazul.