El pánico destruye a la 'Juve'
El Arsenal, que pierde a Reyes para la ida de las semifinales, muy superior al conjunto de Capello
La Juve no dio ninguna pista que explique por qué en Italia se la considera un equipazo. El equipo más alto, más fuerte y más veterano de Europa fue un juguete del Arsenal. Los chicos de Wenger hicieron lo que quisieron de punta a punta de la eliminatoria. Así, en Highbury como en Turín, neutralizaron a sus rivales pasándose la pelota unos a otros. El pase, ese viejo truco del fútbol, convirtió al Juventus en un harapo incapaz de repetir la maniobra. Ante la contemplación de aquel ejercicio exótico, sus futbolistas se entregaron atónitos, o presa del pánico, sin atisbar otro remedio más eficaz que atizar los tobillos con medias azules.
Algo pasa en el Calcio que sólo queda en evidencia cuando los equipos italianos cambian de perspectiva. Algo pasa que hace que la gente asista cada vez menos a los estadios. De todos los campos huérfanos de hinchas, el más patético es Delle Alpi, el estadio de los Alpes, cuya masa de cemento y hierro fue testigo ayer de una noche penosa. El virtual campeón de Italia fue incapaz de dominar al quinto clasificado de Inglaterra. Desesperadamente necesitada de meterse el partido en el bolsillo para remontar un 2-0, la Juve se destacó ni por juego ni por carácter.
JUVENTUS 0 - ARSENAL 0
Juventus: Buffon; Zambrotta, Kovac, Cannavaro, Chiellini (Balzaretti, m. 75); Mutu (Zalayeta, m. 61), Emerson, Giannichedda, Nedved; Trezeguet e Ibrahimovic.
Arsenal: Lehmann; Ebouè, Tourè, Senderos, Flamini; Gilberto; Hleb (Diabi, m. 87), Ljungberg, Fabregas, Reyes (Pires, m. 62); y Henry.
Árbitro: H. Fandel (Alemania). Sancionó a Reyes (se perderá la ida frente al Villarreal), Flamini y Chiellini. Expulsó a Nedved, en el minuto 75, por doble amonestación.
55.000 espectadores en el Delle Alpi de Turín.
El ramillete de jugadores del Juventus goza del mayor prestigio en Italia. Se les considera gente recia, veterana. "Concretos", que diría Capello. Entre todos defienden principios mecánicos que garantizan la máxima eficacia haciendo el menor uso posible del balón. Sin embargo, ayer estas figuras se mostraron torpes y vacilantes. Tener que plantear el partido con un ataque posicional los obligó a organizarse en torno al balón y a traicionar sus principios. No consiguieron superar la contradicción psicológica.
Cuando un equipo está diseñado para especular sin balón pueden ocurrirle estas cosas. El Arsenal no tiene este problema porque sus jugadores no conciben la renuncia a elaborar las jugadas sin entrar en contacto en masa con el balón. Por eso la ventaja en el marcador no alteró la táctica de Wenger. El Arsenal buscó la portería de Buffon desde el principio. Con pausa cuando hizo falta, con velocidad cuando lo exigieron las circunstancias, sin temor a tirar paredes continuamente, sin miedo a ensayar un amague, o dos, o tres, hasta encontrar al compañero mejor situado. En el Arsenal participaron todos. Todos sin complejos. Hasta Flamini se vio ufano. En la Juve ocurrió lo contrario. Mutu fue un espectador, Giannichedda una sombra, Chiellini un lateral en estado de pánico. Pánico al balón.
Mientras los jugadores del Juventus se buscaban con miradas angustiosas, los del Arsenal tocaban sin dejarse intimidar. Perplejos, los locales se desahogaron jugando a pegar. Es lo que tiene el miedo: enciende a los espíritus belicosos, pero no garantiza el éxito. Ayer la victoria fue para los más elegantes, los más jóvenes, los más valientes.
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