Mucho estilo y poco gol
Técnicos y jugadores del Barça anteponen las ocasiones a la falta de puntería para eludir la ansiedad
Treinta y una ocasiones de gol ante la porteria rival, 25 saques de esquina a favor y siete en contra en los últimos tres partidos jugados por el Barcelona, (ante el Málaga en La Rosaleda, en Da Luz contra el Benfica en partido de la Liga de Campeones y el pasado sábado en el Camp Nou contra el Madrid). Total, un gol y de penalti, el que festejó Ronaldinho.
El tercer empate consecutivo generó decepción en la hinchada, especialmente por ser el Madrid el rival de turno, y también en el vestuario, por pifiarla ante Casillas. Lo dijo ayer Gio Van Bronkhorst, el lateral holandés: "El punto está bien, pero sienta como una derrota por fallar tantas ocasiones". Para un equipo tan acostumbrado a ganar que llegó a encadenar 14 victorias en este mismo curso, no hay más consuelo que vencer. "Si no ganamos, la primera sensación es que no lo hicimos bien", reconoce Valdés, que no ve "normal" lo que está sucediendo. Pero no olvida el de L' Hospitalet, gremialista, que en los últimos tres partidos "los porteros rivales han estado muy acertados". "Puede que Eto'o, Larsson y Ronaldinho formen el mejor ataque del mundo, ¡como voy a preocuparme!", dice Belletti.
Larsson, probablemente el mejor atacante sueco de la historia con permiso de Nils Liedholm, ha hecho de marcar goles su modus vivendi futbolístico y echa mano del manual del delantero centro para dar con una explicación a tanto error ante puerta: "Algunos días todo va dentro. Otros, no entra. Es cuestión de rachas y sé por experiencia que las rachas siempre se terminan. Empezaré a preocuparme si no creamos ocasiones de gol".
La maquinaria funciona, a tenor de las muchas ocasiones de gol que maneja el equipo aunque las falle. A eso se aferra Rijkaard para rebajarle la ansiedad a sus jugadores de cara al gol: "No estoy preocupado, tengo confianza. Aunque sea una pena desperdiciarlas, creamos ocasiones. Me quedo con eso".
Por una simple cuestión de estilo, Txiki Begiristain, director deportivo del club, fue más allá la noche del sábado: "Estoy contento. Me gusta cómo juega mi equipo", razona. El vasco se muestra tranquilo por algo que trasciende a los once puntos de ventaja que le llevan al Real Madrid a falta de siete jornadas para terminar la Liga o por saber que ante el Benfica, en el Camp Nou, basta ganar para jugar la semifinal de la Copa de Europa: " Tenemos estilo y me gusta".
La idea no es mala, pero no alcanza para ganar partidos, como se ha visto en los tres últimos jugados por el equipo. Ha quedado claro que en el Barcelona el gol es cosa del frente de ataque -el medio campo ha desaparecido de la estadística goleadora alarmantemente- y que este Barça depende de Eto'o, Ronaldinho y Larsson para convertir las ocasiones en gol. El problema ahora es que el Benfica ha pasado de ser menospreciado por la hinchada a ser poco menos que el coco. La sequía goleadora sólo hace ahondar en la sensación de angustia, aunque el vestuario cierra la puerta a la ansiedad. "Cuando entre una, entrarán todas", era la frase más escuchada ayer en el Camp Nou.
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