El Athletic halla algo de luz

El Athletic mantiene su particular pelea con el infierno. Tras una campaña pésima, el equipo de Clemente comienza a encontrar algo de luz. Ayer, con una victoria merecida y conseguida gracias al empeño de los desesperados, los locales hicieron valer la presión de San Mamés para encadenar el cuarto partido sin perder. Osasuna, mediocre a lo largo de todo el partido, no supo hacer frente al arrojo de los vizcaínos y sólo se entregó al ataque en los últimos minutos.

Desde el comienzo, los de Clemente se hicieron aliados de las bandas. Etxeberría pareció el original, el corredor hasta la línea de cal y quiebros imposibles, y no el lánguido extremo de esta temporada. Por la derecha, la izquierda, con apoyos de Adúriz, Yeste u Orbáiz, el de Elgoibar mostró a sus compañeros el camino a seguir.

El fútbol se apretó en un tercio del campo, el que separaba la medular con la adelantada zaga de los visitantes. En ocasiones arrollada, en otras previsible, fue la escuadra vizcaína la que siempre tuvo la vara de mando durante la primera mitad. El problema surgió donde, en principio, últimamente no los ha habido para los bilbaínos: el gol. Los centros de Etxeberría no encontraron rematador. Sólo un disparo peligroso del Athletic, tras una genial pared entre Yeste e Iraola, que remató desde el borde del área y encontró una espectacular parada de Ricardo. Los de Clemente dominaban y Osasuna no conseguía salir con facilidad del agujero.

El partido, sin la espectacularidad del año pasado, con un resultado de 4-3, enseñaba sin embargo carácter y personalidad. La pulsión del Athletic por encontrar la victoria topaba contra el orden defensivo de los de Aguirre, que sufrían un acoso que no se plasmaba en ocasiones reales. El empate no bastaba a nadie y menos a los de Bilbao. Los nervios aumentaron con el paso de los minutos. San Mamés, entregado a su equipo, aportó la dosis de garra necesaria que le faltaba al conjunto rojiblanco. Por alto, primero Yeste cabeceó sin acierto ante Ricardo. Sin embargo, apenas cinco minutos después, Yeste botó una falta y Luis Prieto, tras tomarle la espalda a Josetxo, remató de cabeza con comodidad.

Osasuna recibió con el gol un golpe brutal. La escuadra navarra no encontró ni puerta, ni carácter ni impulso suficiente. Sólo un tiro lejano de Raúl García durante la segunda mitad se convirtió en una losa demasiado pesada como para levantar el partido. Sin más recurso que la fuerza, Osasuna mantuvo la cara gracias a su orden, pero sin ninguna bala, sólo un tiro de Romeo, muy desviado, y tres saques de esquina en el descuento pusieron algo de peligro en el tramo final. Sólo quedó tiempo para el boxeo de Delporte y Urzáiz.