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Reportaje:

Museo Romántico, próxima reapertura

Un lustro de cierre y reformas convierten el viejo palacio de Matallana en renovado escaparate de la vida y el arte en el XIX

El Museo Romántico de Madrid ya tiene fecha para su despertar al público -la primavera de 2007- tras permanecer durmiente y cerrado por obras desde hace un lustro. El palacio de fachada abalconada y dos alturas, situado en la calle de San Mateo, 13 (Centro), con facies posterior a la calle de la Beneficencia y cercano al Museo Municipal, ha vivido una laboriosa transformación de más envergadura, aún, que la experimentada en su penúltima gran reforma, en 1959. Tras la rehabilitación iniciada en 2001 y casi culminada ahora, el Museo Romántico va a convertirse en un testimonio palpitante sobre la vida en una de las épocas más peculiares de la historia de la ciudad, según Begoña Torres, directora del museo. La rehabilitación corre a cargo del Ministerio de Cultura.

En el proyecto museográfico que ella comenzó a perfilar ya en 1999 planteaba conferir al Museo Romántico "una orientación antropológica, para que el visitante, a través de su relato, pudiera hacerse una idea lo más aproximada posible de la vida cotidiana en una mansión de la época", explica la directora. Para lograrlo, proponía "mantener el aroma de una casa-museo, con sus dos dimensiones: morada habitada por una familia y relato epocal y descriptivo". Ambas se engarzan mediante una nueva idea de circulación sobre tres itinerarios complementarios. El primero, el de la vivienda donde residen miembros de la alta burguesía, que despliegan vida social y reciben invitados. El segundo, que versa sobre la historia, la política y la economía de aquel tiempo, "para que un profesor pueda explicar a sus alumnos la España de entonces", apunta. "Y un tercer circuito, que remarca los grandes arquetipos literarios románticos, desde la figura del poeta, la mujer fatal, el músico de fama, el héroe...".

El Romanticismo en España fue tardío en su despliegue; su apogeo suele situarse en torno a 1870, cuando en Alemania e Inglaterra destellaba casi desde un siglo ante. Aquí adquirió simultáneamente rasgos arcaizantes e innovadores tan contradictorios como el ascetismo monástico, la belicosidad medieval caballeresca, el individualismo liberal y el costumbrismo nacional-regionalista. En las formas artísticas implicó cambios muy profundos, desde la moda en el atuendo hasta las maneras de relacionarse, amar, escribir u ornamentar la casa. Por todo ello, dar entrada en el nuevo Museo Romántico a tanta complejidad ha implicado una renovación completa de las infraestructuras del edificio, muy alteradas a lo largo de las tres centurias de edad del propio palacio: construido para el general y marqués de Matallana en 1779 por Manuel Martín Rodríguez, sobrino de Ventura Rodríguez; arrendado por el marqués de Vega-Inclán en 1920, pionero y timonel del turismo en España; destinado a museo desde 1924 y adquirido por el Estado en 1927.

"A partir de ahora, se han acabado las humedades, las termitas, los muros descentrados, los forjados pandeados y los enlucidos de yeso de 10 centímetros", comenta Ginés Sánchez Hevia, arquitecto que, tras ganar el concurso, ha rehabilitado el sótano y la primera planta, la más visitada por el público. Y esa tarea ha incluido desde la revisión y recarga del forjado más consistente hasta el último detalle cromático en las paredes o la intensidad lumínica del más íntimo rincón. "Con documentación de 1820 a 1840, hemos recuperado para el museo innovado gamas cromáticas originales, que van a sorprender al público por su actualidad, como ciertos tonos champán, o verdes, entre otros", dice Sánchez Hevia. Su veterano colega, Ignacio Gárate, acometió las obras de la planta baja y diseñó un magnífico ascensor de tres puertas.

La superficie tratada supera los 600 metros cuadrados. Durante las obras, con una inversión aproximada al millón y medio de euros, los fondos que atesora el museo -entre ellos un San Gregorio Magno, de Goya, más otras muy valiosas obras de Madrazo, Esquivel, Alenza o Valeriano Bécquer- al igual que su espléndido mobiliario de época, no han salido del recinto. Especial atención recibirán en el futuro diseño un patio con un magnolio, un fastuoso salón de actos, una escalera de época y su biblioteca historicista, otro de los tesoros del museo.

El Museo Romántico será para Madrid como esas deslumbrantes Casas-Museo, las Nissin de Camondo, Wallace, Poldi Pezzoli o Frick, que hoy embellecen París, Londres, Milán y Nueva York.

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