"Sigo tomando el tren todos los días"

Rosa teme mirar el cielo por las mañanas. El cielo de marzo, que ya anuncia la primavera, le recuerda al de aquel día 11, a las 7.30 de la mañana, cuando explotaron las bombas en la estación de El Pozo. Quemaduras en todo el cuerpo, un esguince de cervicales, dedos de los pies rotos, metralla por las piernas... Unos días en el hospital y después dos meses de rehabilitación. Luego intentó volver a su vida normal. "Comencé a trabajar en el mes de septiembre. Yo pensé que esto lo podía pasar sola, pero no.Tuve un bajón tremendo. Llegaba a casa del trabajo y me metía en la cama. En la oficina aguantaba como podía".

Empezó a tomar antidepresivos. "Ahora ya no tomo nada, pero sigo yendo al psicólogo". Rosa no tiene ninguna queja de los médicos que la han atendido, todos se portaron estupendamente. Se considera optimista y hace esfuerzos por superar el trauma a diario. Sigue cogiendo el tren. "Monté por primera vez en mayo de ese año, el día antes de la boda de los Príncipes. Cerraron las puertas y empecé a chillar, quería irme de allí, pero conseguí no salir. Al día siguiente volví a subir". Ahora lo toma a diario para ir a su trabajo en Mapfre.

Rosa tiene palabras para todas las víctimas del terrorismo en el mundo. "Cuando pienso lo que ocurre en otros lugares... Al fin y al cabo, yo he tenido toda la atención, medicamentos, una casa cómoda, pero pienso en la gente que no tiene nada. Ahora que lo he sufrido, veo lo que ocurre. Por favor, pido a los políticos que paren las guerras".