Ni Rossi ni Pedrosa, Edwards

Como si de equilibristas se tratara lidiaron ayer los pilotos de MotoGP con sus motos en el circuito de Montmeló, sumergido en algunos tramos bajo algún centímetro de agua. El torrencial aguacero que al mediodía azotó la zona hizo incluso que la sombra de la suspensión de la primera cronometrada oficial del año planeara sobre el paddock del trazado barcelonés.

Ante tal percal, la mayoría se guardaron mucho de asumir mayores riesgos a lomos de unas máquinas de 250 caballos de potencia. El premio en litigio, un flamante coche descapotable, tampoco abrió el apetito de gente acostumbrada a conducir coches espectaculares. Finalmente, fue el estadounidense Colin Edwards, compañero de Valentino Rossi en el equipo Yamaha quien se llevó el trofeo, gracias en parte al resbalón del italiano, que, a diez minutos para el cierre, lamió demasiado el freno delantero al entrar en un viraje muy cerrado de izquierdas, el conocido como La Caixa, y marchó recto a la grava. No es fácil que Il Dottore cometa errores como el que le costó un coche nuevo.

Aciaga fue la jornada para Dani Pedrosa, nada amigo de la lluvia, rehacio a probar el piso en un primer momento. "Yo no quería salir", reconoció el español, penúltimo ayer, a más de diez segundos de Edwards; "pero al final rodé unas vueltas [nueve]", concluyó. Los 35.000 devotos que se desplazaron al circuito catalán a pesar del temporal se lo agradecieron.