"Todos los goles que me meten son culpa mía"
Víctor Valdés vuelve a Stamford Bridge, donde fue uno de los protagonistas del último duelo europeo entre el Chelsea y el Barça muy a su pesar. Un agarrón de Carvalho a la salida de un córner, que Collina no vio, le impidió llegar al posterior remate de cabeza de Terry y su equipo fue eliminado de la Champions. Vuelve Valdés al lugar de los hechos y lo hace tras completar una magnífica actuación contra el Betis en el último partido de la Liga española. Portero de hábitos, como casi todos, depende del árbitro que pueda jugar con una camiseta negra como a él le gusta.
Pregunta. Ante un partido tan importante como éste, ¿mantiene su rutina?
Respuesta. Sí. Música, tele y dormir mucho. Desde que me despierte por la mañana para el desayuno hasta la hora del partido dormiré, perfectamente, unas cinco horas.
"Como bloque, estamos mejor. Somos más maduros. Al Chelsea le he visto poco, pero no ha cambiado casi nada"
"Después de los partidos no me torturo. Tengo una ventaja: duermo cuatro horas y funciono todo el día"
R. ¿Y como se despabila para el encuentro?
P. Un café antes de salir del hotel y un poco de música en el camino.
P. ¿Qué música?
R. Últimamente, siempre la misma: Forever today, de DJ Tiesto.
P. ¿A qué es debida su afonía tradicional? ¿Es pose o sordera de sus defensas?
R. Estoy aprendiendo. En ese sentido, voy mejorando. Ya consigo que me oigan sin gritar demasiado, lo que antes no lograba.
P. ¿No será que tanta rotación le complica las relaciones?
R. No crea, juegue quien juegue, nos conocemos lo suficiente. Tengo la suerte de que a mis defensas les gusta mucho estudiar al rival y saben muy bien lo que hace. Viven casi más obsesionados que yo por acabar el partido sin recibir un gol. Me atrevo a decir que el Trofeo Zamora les hizo más ilusión a Puyol y a Oleguer que a mí.
P. Tanta efectividad defensiva se traduce en un dato: usted toca la pelota cuatro veces por partido.
R. Eso dice mucho a favor de la defensa, que no deja llegar al rival.
P. Dice también de su capacidad para mantenerse en tensión.
R. Te llegan poco y tienes que pararlas. No hay otra solución.
P. Hay paradas suyas que deciden, pero la gloria se la lleva el que marca. Por ejemplo, ante el Betis.
R. Bueno, eso siempre ha sido así. Tenemos un equipo potente ante la portería contraria y eso es bueno. En cualquier momento son capaces de decidir el partido, es evidente.
P. No tuvo reparos al reconocer que en Valencia la derrota fue culpa suya. ¿Por qué esa habitual capacidad de tortura?
R. Siempre que me marcan un gol creo que es evitable y, cuando el error es tan evidente, no tiene sentido negarlo. Siempre pienso que he podido hacer algo más de lo que he hecho. Desde mi punto de vista, todos los goles que me meten son culpa mía porque es mi responsabilidad que el equipo no los reciba. Pero es cierto que hay diferentes baremos. Unos lo son más que otros, claro, como los dos del Valencia.
P. En el de Pernía contra el Getafe, un zapatazo por la escuadra, ¿qué culpa tuvo?
R. ¿Y si me hubiera colocado un poco más adelantado y a la izquierda? ¡Igual llego!
P. ¿Y cuando le agarra un rival, como sucedió en Stamford Bridge la pasada temporada, también es culpa suya?
R. No debió sucederme. Tendría que haber evitado que Carvalho me cogiera. Pero no crea que me torturo. Lo pienso cuando acaba el partido y, terminada la reflexión, paso página. No me recreo en la flagelación y no me torturo. Duermo muy tranquilo después de los partidos. Bueno, miento, hay días que me cuesta. Puedo tener la conciencia tranquila, incluso haber ganado el partido, y darle vueltas al coco. Pero tengo una ventaja: duermo cuatro horas y funciono todo el día.
P. ¿Puede explicar eso de que Radomir Antic le enseñó a vivir los partidos como si los jugara durante 90 minutos?
R. Toco poco la pelota. Así que debo estar atento. Entonces, interpreto el juego. La tenga quien la tenga, acompaño su acción.
P. ¿Y no termina agotado?
R. Te acostumbras. No puede ser de otra manera porque o mantengo la tensión o ya me dirá qué hago. Aunque me disparen a puerta una vez, termino mucho más cansado en un partido que en un entrenamiento específico de portería en el que he tenido que despejar 300 chuts. Sí, acabo mucho más cansado el partido aunque sólo la toque cuatro veces. Es la tensión, el mantenerme muy concentrado.
P. ¿La tensión es diferente en un partido contra el Chelsea?
R. Por lo que te juegas en dos partidos, puede ser diferente.
P. Las estadísticas dicen que es usted uno de los porteros que mejor tapan el primer palo.
R. Será que me chutan poco por ahí. A mí me da igual que me lo metan por el primero o por el largo. No estoy muy de acuerdo con eso de que el primero es sagrado. Del portero son los dos palos.
P. ¿Sigue sin ver mucho fútbol por la tele?
R. ¡Qué va! Cada vez veo más. Antes no aguantaba un partido entero y ahora no sólo veo todo lo que pillo, sino que procuro ver cuanto más mejor. Incluso los grabo. Gracias a eso, entiendo mejor a los entrenadores.
P. ¿Repasó el partido del curso pasado contra el Chelsea para extraer conclusiones con vistas a éste?
R. Llega en otro momento. Tenemos más experiencia, más confianza. ¿Mejores? No lo sé. Como bloque, estamos mejor. Somos más maduros. Al Chelsea le he visto poco, pero no ha cambiado casi nada. Y hay otra diferencia: estamos aprovechando mejor las ocasiones, fallamoºs poco ante la portería rival. Defensivamente, nos crean menos oportunidades. Por eso somos mejor como equipo.
R. ¿La diferencia respecto al Chelsea está en el talento?
P. Ellos también tienen gente arriba de mucho talento. Es talento amortizar las ocasiones. Al Chelsea, si le das una, no perdona. Eso es lo que tenemos que evitar.
R. ¿Qué es lo que más recuerda de Stamford Bridge?
R. Que es un campo pequeño. Eso ayuda a que tengan más ocasiones.
P. ¿Es éste el partido que se tiene que ver en Europa?
R. A nivel de afición, es el que esperaba todo el mundo. A nivel profesional, si nos tenía que tocar el Chelsea, éste era el momento.
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