Triunfos de Raich, Dorfmeister y los saltadores austriacos
El deporte austriaco está manchado por el esquí de fondo, pero su más potente alpino y los saltadores de trampolín, no, que se sepa. Ayer, en una jornada de contrastes, salvaron la cara del país con tres victorias, el mejor oxígeno limpio de dopaje. Michaela Dorfmeister y Benjamin Raich confirmaron que son el mascarón de proa de su gran "armada", y el equipo de saltos logró el primer oro de su historia. Thomas Morgenstern, ganador ya individual el sábado, decidió todo en un último vuelo extraordinario, de 140 metros, que superó en 10, distancia enorme, a todos los demás.
La reina de la velocidad, Michaela Dorfmeister, ya ganadora del descenso, se impuso también en el supergigante que perdió en Nagano 98 por una sola centésima y se podrá retirar con un doble oro. Superó a la incombustible croata Janica Kostelic. Repitió la plata de Salt Lake City 2002 y con los cuatro oros (eslalon y gigante hace cuatro años, y las dos combinadas), ya es la esquiadora con más medallas de la historia, ante las cinco de la suiza Vreni Schneider y la alemana Katia Seizinger.
María José Rienda, en su primer contacto con las pistas olímpicas, se paseó para nada, en un trazado sin casi giros, sólo para deslizadoras, muy lejano al gigante que le espera, por lo que acabó 37ª a 3,56s de Dorfmeister. Carolina Ruiz, más especialista, fue 30ª, a 2,73s. Leyre Morlans, que se salió en el descenso, acabó esta vez 49ª, antepenúltima, puestos para olvidar y no repetir.
Benjamín Raich, el esquiador más completo de la actualidad, se tomó en el gigante la revancha de su caída en la segunda manga del eslalon cuando acariciaba la combinada y ganó su primer oro olímpico. Bode Miller volvió a defraudar tras una pésima primera manga y sólo pudo ser sexto. Hermann Maier, bronce, al menos, tras el sorprendente francés Joel Chenal.
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