Humor y nieve

Pilar Rahola contó en TV-3 (El club) que la invitaron a participar en el primer Gran Hermano para vips y le ofrecieron 600.000 euros. No aceptó porque tuvo la sensación de que le alquilaban la vida. Tele 5 ya es casi una inmobiliaria. Tiene una casa para las oleadas de GH, otra donde tiene encerrados a los de Esta cocina es un infierno y otra para las parejas mentirosas de Engaño. Este programa lo presenta Jordi González, que, a su vez, lleva el debate sobre Esta cocina, donde, en el consagrado circuito de famosetes de la cadena, está de ponente Pepe, vencedor del último GH. La preponderancia de este formato en la programación de Tele 5 realza los estrenos que son otra cosa, como el de Los Morancos. En el debut, los gags, elementales y varios caducados, se arrimaban más a lo que se ve en la televisión que a la vida. Hubo un buen chiste sobre los fumadores y un banal gag de cierre con intención política.

El buen humor político sigue estando en otros sitios. En los guiñoles, en, cuando se ponen, Caiga quien caiga ( Tele 5) o en Noche Hache (Cuatro), que tritura a los picos de oro y entra en aleccionadores relatos sobre los medios y sus conductas informativas. Una cosa es la simple tomadura de pelo, inservible, dudosamente pertinente, y otra, sacar la punta inteligente a los sucesos de la cosa pública. Precisamente en 59 segundos (TVE) fue relajante escuchar a políticos de Andalucía, Canarias, Galicia y Aragón combatiendo educadamente el fabricado temor a que se rompa España.

En La 2, hasta el 26, lo tienen resuelto con los Juegos de Turín. El esquí debe ser uno de los deportes menos evolucionados televisivamente. En waterpolo, las cámaras submarinas han desvelado las maniobras de los defensas. En las carreras de motos o bólidos, los puntos de vista se han multiplicado hasta lo increíble. En atletismo prácticamente se hacen análisis biométricos en directo. Incluso deportes con paisaje, como el ciclismo, han mejorado su narrativa audiovisual. La televisión de los descensos sigue anclada en el bucolismo alpino y una planificación estricta y repetitiva de la carrera.