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Manzano releva a Cúper

El técnico del Mallorca dimite tras realizar 21 fichajes en 15 meses

El 2 de noviembre de 2004, Héctor Cúper iniciaba su segunda etapa en el Mallorca, un equipo desorientado y sin capacidad de reacción, que se arrastraba por el penúltimo lugar de la tabla. Quince meses y doce días después, el argentino ha decido abandonar. Con su dimisión, presentada ayer, deja atrás un conjunto al borde del colapso. El club ha llegado ya a un principio de acuerdo con Gregorio Manzano, que ya lo dirigió en la temporada 2001-02, en la que se proclamó campeón de Copa.

Cúper justificó escuetamente su adiós, pero no lo ve todo perdido: "Todavía es posible reconducir la situación. Quedan 45 puntos. Por eso creo que éste es un buen momento para un cambio". Así, definió su marcha como "un golpe de efecto para ir a mejor" y lamentó no haber satisfecho las expectativas.

Durante un año y tres meses bajo su batuta, el Mallorca ha realizado 21 incorporaciones, contando fichajes y cesiones, con una inversión cercana a los nueve millones de euros. Sin embargo, suma tan sólo dos victorias en Son Moix, donde no gana desde hace más de tres meses.

El empate del domingo ante el Getafe colmó la paciencia de la afición, que despidió al equipo con pañuelos. Cúper estaba ligado hasta junio de 2007 mediante un contrato con unos ingresos totales que rondaban los tres millones y medio en tres temporadas. Ayer, el presidente del Mallorca, Vicente Grande, aseguró que el acuerdo económico no supondrá ningún problema.

Más allá de esta mediocre última etapa, en la isla se recordará a Cúper como el artífice de la época más esplendorosa del club. Dos campañas en las que el Mallorca, un recién ascendido, disputó una final de Copa ante el Barça (1998), ganó la Supercopa y fue finalista de la Recopa (1999), amén de clasificarse como quinto y tercero en la Liga y obtener, por primera vez, el pase para la Liga de Campeones.

Avalado por este historial y después de su paso por el Valencia y el Inter, Cúper retomó el año pasado las riendas del equipo para asegurar la permanencia. El Mallorca se salvó, aunque no comenzó a carburar hasta el final. Fue el mejor momento del segundo proyecto de Cúper: una racha de victorias y empates que, sumada a la caída del Levante, permitió mantener la categoría.

En el nuevo curso, a Cúper se le presentó la oportunidad de construir una plantilla a su medida. Pero la realidad económica y un dudoso criterio a la hora de decidir las incorporaciones y las bajas volvieron a hipotecar al equipo.

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